Por María Jose Solano Franco
El Vicealmirante Enrique Torres Piñeyro nació en Ferrol e ingresó en la Escuela Naval Militar en 1980. Ha sido Comandante de los patrulleros Espalmador y Alborán, de la fragata Reina Sofía y del Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano. Entre los destinos en tierra cabe destacar el de Almirante Jefe de la Base Naval de Rota y del Arsenal de Cádiz. Es diplomado de Estado Mayor (Guerra Naval) y graduado por el Colegio de Defensa de la OTAN en Roma.
Hablamos de pintura, educación e historia con el flamante Director del Instituto de Historia y Cultura Naval
Pregunta.- El jueves 29 de febrero del pasado año, en el Museo Naval de Cartagena, se presentó el cuadro Preparación de la botadura del navío San Ildefonso. 1785 de la Fundación Ferrer-Dalmau, ¿cómo fue aquel momento? ¿Qué opinión tiene sobre la obra de Ferrer-Dalmau?
Respuesta.- No es porque la entrevista sea para la Fundación, pero la verdad es que me gusta mucho. Es una pintura muy completa, y le hablo desde un punto de vista personal, claro, como mero espectador. Pero mire, le puedo hablar de una de las últimas obras, el San Ildefonso, que desde mi punto de vista es un cuadro muy difícil porque lo que es el casco del barco llena el lienzo entero, precisamente porque es así como se ve desde abajo cuando se está construyendo. Sin embargo, el pintor ha tenido la habilidad de desenfocar la atención pictórica de este, que al fin y al cabo es una nave en construcción y lo interesante, las pequeñas historias, los detalles, están a su alrededor: los ingenieros que están delante, el barco que en ese momento está saliendo del puerto de Cartagena, el trabajo en el arsenal que ocurre de manera simultánea… Nosotros tenemos ya cuatro cuadros de Ferrer-Dalmau aquí, en el Museo Naval de Madrid. Uno es este que preside un lateral del lugar donde nos encontramos, el titulado Elcano, fuimos los primeros, en el cual se muestra el momento de la despedida de Elcano del resto de la expedición. Me gusta la viveza que el pintor otorga a las historias que reproduce: Juan Sebastián el Cano, al mando de la nave Victoria, ya al frente de la expedición, una vez fallecido Fernando de Magallanes, decide completar la vuelta al mundo por el oeste, en vez de regresar a España por la misma trayectoria por la que habían llegado hasta las islas de las especias; se convierte así en el primero en dar la vuelta al mundo. En el cuadro vemos en un primer plano a Elcano, desde el interior de la nave Victoria, despidiéndose de la Trinidad. El otro cuadro que me entusiasma es Mi bandera, que representa la disciplina, el arrojo y la valentía demostrados por el granadero Martín Álvarez durante la defensa de la bandera del navío San Nicolás de Bari en la batalla del Cabo de San Vicente, el 14 de febrero de 1797, cuando toda la dotación del buque había perecido o yacía malherida. Fuera de Madrid tenemos dos Ferrer-Dalmau más, el cuadro al que antes hacía alusión, el titulado Preparación de la botadura del navío San Ildefonso, situado en Cartagena y, finalmente, en el Museo Naval de San Fernando (Cádiz) se encuentra el controvertido cuadro de El Glorioso. Aprovecho para decir, y con ello tiro para mi tierra, que nos falta un cuadro para Ferrol. Nos reunimos un grupo de presión importante con este fin y Augusto lo sabe, pero hay que recordárselo… (risas).
Pregunta.- Ulloa, Churruca, Gravina… hombres de mar y de historia poco recordados. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Respuesta.- Es verdad que sus nombres suenan, sin embargo, sus vidas en toda la dimensión y trascendencia que han tenido para nuestra historia y también para «la historia» se han ido opacando. Desde mi punto de vista, algunos de los episodios protagonizados por estos hombres deberían estar en el plan de estudio de los jóvenes, pero bueno. El hecho cierto, no vayamos a engañarnos, es que yo tengo un hijo de 20 años y veo que no solo tiene carencias en el conocimiento de nuestra historia naval, sino, lo que es peor, también en la historia en general de España y del mundo; y, desde luego, el sistema educativo no inculca la curiosidad por conocer. No saben y tampoco tienen interés en saber. Estoy hablando en general, claro. Entonces, darle la vuelta a esta situación es difícil, pero hay que tratar de hacerlo. A nivel institucional, desde los organismos públicos y privados, deberíamos coordinarnos para tratar de poner cotas a esta situación que a mí me parece verdaderamente grave.
Desde el museo, tratamos de librar nuestra pequeña batalla en ese sentido; llevamos años trabajando en el fomento de las visitas, concretamente en este Museo Naval de Madrid estamos ya en las 200.000 visitas anuales. Tal y como tenemos planeado el discurso, el museo cuenta cronológicamente y de forma didáctica la historia de la Armada, que en buena parte ha sido la historia de España. También organizamos exposiciones temporales, lo que nos da ocasión de difundir nuestra historia y sus hombres. La última fue sobre Jorge Juan y la actual es maravillosa, pues celebramos el llamado annus mirabilis, el año de los grandes triunfos militares, que se produjeron todos juntos: la rendición de Breda, la defensa de Génova y Cádiz, la toma de Puerto Rico y, en particular, la toma de Salvador de Bahía, en Brasil, a cargo del Almirante Fadrique de Toledo. Estas victorias se tradujeron en un prestigio y un crédito de la Corona, lo que nos puso a la altura de la gran potencia que éramos entonces. Esto hay que contarlo, pues no se sabe. Ahora estamos trabajando en una exposición sobre la bandera nacional. No todo el mundo sabe que esta bandera, la nuestra, nació hace ahora exactamente 240 años, en los barcos. Se puso esta bandera de colores brillantes e intensos (rojo y amarillo) para distinguir los nuestros a distancia o cuando no había viento, pues, hasta entonces, sobre todo en los países de dinastía borbónica, las banderas eran blancas y solo se diferenciaban con los escudos, pero claro, eso en la mar no se ve. Esto es solo una curiosidad, pero es bonito que lo sepamos todos y nos enorgullezcamos de dónde venimos y cuáles fueron nuestros antepasados.
Pregunta.- Y hablando de orgullo, la vuelta al mundo en el Buque Escuela Juan Sebastián Elcano… ¿Cómo es la vida a bordo?
Respuesta.- Muy pocos tienen la suerte que tuve yo de que te permitan hacer dos viajes al mando de ese barco, de ser responsable de la formación de la brigada de guardiamarinas y del conjunto de la dotación (en torno a las 260 personas) que durante seis meses dependen de ti. Es una gran responsabilidad, claro, pero por otra parte está también el tema de la representación: Elcano es una marca España; es una leyenda de los mares; es el mayor navegante de la historia y es el mejor barco del mundo.
El día a día a bordo es muy intenso y puedo decir que muy bonito. Un barco escuela facilita el contacto y la vivencia con la mar. Quiero decir que los oficiales que se forman ahora en las marinas al final van destinados a una fuerza compuesta por barcos de guerra que son de otro tipo, claro, empezando por el color: son barcos grises, cerrados, con armamento, sensores… Pero el paso previo de ser marino de guerra, esto es, de estar en disposición de defender a tu país, es hacerse a la mar. Y eso solo se puede hacer con barcos como Elcano: barcos de vela, que van despacito y te permiten sentir la mar muy próxima. Es difícil de definir, pero realmente es una sensación muy placentera, singularísima.
Pregunta.- El conocimiento del mar como aprendizaje para la vida, como escribió en ese delicioso librito dedicado a sus hijos el sevillano Ulloa.
Respuesta.- Por supuesto. Ese contacto directo e inmediato con la mar es lo que te hace aprender a respetarla, lo primero, y luego a quererla desde casi el principio. Al fin y al cabo, va a ser tu medio de vida y supervivencia. En el caso de estos barcos escuela, lo que se fomenta principalmente es la cultura de la convivencia y la tolerancia. Realmente esas 260 personas no tienen ni un metro cuadrado para ellas solas; se tiene poca privacidad y eso favorece la tolerancia y la convivencia, fundamentales para casi todos los ámbitos de la vida. El barco también favorece la cultura del esfuerzo y el sacrificio, pues las velas no van solas si no hay brazos que tiren de ellas. Es también la cultura del trabajo en equipo: por ti mismo no eres capaz de hacer determinadas cosas, sin embargo, en grupos de 10 o 12, sí eres capaz de subir una vela o cazarla. Objetivos de supervivencia logrados gracias a la ayuda de los demás y a la que tú puedes proporcionar a tus compañeros. Eso es, realmente, la base de la convivencia en sociedad.
Pregunta.- En 2023, fue usted nombrado Director del Instituto de Historia y Cultura Naval. ¿Qué se puede hacer desde su cargo en estas instituciones para dar a conocer de una manera más eficaz nuestra importante historia naval?
Respuesta.- Nosotros siempre decimos que hemos tenido los mejores marinos de la historia, en todos los ámbitos: exploradores, descubridores, científicos, guerreros. Hemos sido muy buenos en la mar, en el campo de operaciones y, sin embargo, no hemos sido tan buenos a la hora de contarlo. Nos gustaba demostrar que éramos buenos en las victorias y también en las derrotas, pero me temo que la batalla del relato la perdimos. De ahí viene, en parte, la leyenda negra y el tener que reiterar cosas que ya se deberían de saber. ¿Cuál es la solución? Bueno, tenemos que seguir insistiendo en contar la historia, que la sepan las generaciones futuras y que poco a poco se vaya revirtiendo esta situación. Nuestra Armada estuvo a la altura de los hechos, y eso no se puede olvidar.
Pregunta.- Ha sido usted Ayudante de Campo de S.A.R. El Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón y de Grecia, hoy Rey de España. ¿Cómo es la educación de un príncipe?
Respuesta.- Bueno, yo ya lo cogí formado. Estuve con él del año 1999 al 2002. Ahora bien, la formación del entonces Príncipe y hoy Rey ha de ser permanente. Hasta donde yo lo conozco, él siempre ha sido receptivo a seguir aprendiendo, y además posee la humildad necesaria para saber aprovechar a todas las personas, que son muchísimas, con las que tiene la oportunidad de departir y de las que puede aprender. Recuerdo que en aquellos años realizó nuestros cursos de capacitación para el ascenso (empleos de Teniente de Navío a Capitán de Corbeta). Yo lo acompañaba a esas charlas para ponerlo al día en los asuntos relativos al conocimiento profundo de nuestra Armada. Nuestro Rey ama el mar, es el primero de los marinos y esto no es ningún tipo de título honorífico, sino que lo demuestra permanentemente.
Pregunta.- Terminamos como empezamos, con una impresión personal: usted, marino del norte, de Ferrol, sin embargo, ha pasado media vida profesional en el sur, en Cádiz. ¿Qué recuerdo tiene de esos años?
Respuesta.- Se dice entre los marinos del norte que, cuando pasas mucho tiempo en el sur, «se te secan los pies». Y en esa expresión entran (o entramos) los gallegos del norte que de repente descubrimos Cádiz y ya no queremos volver. Se le olvida a uno la lluvia para siempre (risas). Pero bueno, evidentemente, yo me debo a mi tierra; soy gallego y trato de ejercer de ello cuanto más, mejor. Ahora bien, un poco menos de media vida me la he pasado destinado en Cádiz (Rota y San Fernando). Es una provincia maravillosa; en cuanto a la diversidad que posee, yo creo que es la más bonita de España. Y además es la más acogedora en sus gentes, y eso tengo que decirlo a riesgo de que se enfaden los míos. Ha sido una suerte poder vivir allí todos esos años y, aún hoy, aprovecho cualquier oportunidad para hacer un viajecito; una visita. Tengo un grandísimo recuerdo, tanto personal como profesional. De hecho, media marina tiene su base en Cádiz. Por algo será.