Por María Jose Solano Franco
Pregunta.- España Rumbo al Sur: ¿Qué es?
Respuesta.- Es un programa de formación de jóvenes o, mejor dicho, es un programa de formación “en buenos valores” a los jóvenes, para que dichos jóvenes sirvan de correa de transmisión al resto de su familia sociedad, etc. Aunque suene redundante, creo que el eslogan sería: “Formar a gente formada”.
Pregunta.- ¿En qué consiste este programa?
Respuesta.- Es una especie de servicio militar adaptado al viaje y la aventura. Para ello lo primero que hacemos es convocar a jóvenes de todo el mundo con la única condición inicial de que estén entre los 16 y los 17 años y que sean hispanohablantes. Creemos que lo español es una manera de entender la vida exportable al mundo entero donde los valores de solidaridad y el respeto, así como la calidad en la comprensión se traduce en una sociedad mejor. Son valores que a nosotros nos encantan, que creemos que están en desuso o poco valorados en la sociedad actual, y por eso nosotros tratamos de fomentarlos.
Pregunta.- ¿Cuál es su origen?
Respuesta.- Desde el 2006 lo que hacemos es visitar proyectos de cooperación, sobre todo las Misiones, porque España era la mayor potencia en misioneros por todo el mundo. Gente que no busca laureles, sino vivir con la gente más sencilla en los lugares más lejanos, más difíciles; lugares en los que, si no es por la fuerza de la vocación y una fe en el Evangelio, nunca elegirías como destino. Nosotros queríamos que los jóvenes pudiesen ser testigos directos de la labor de estos misioneros, por toda áfrica y lugares de Iberoamérica. Eso mezclado con aventura, y formación técnica da lugar a la base en la que se construye esta universidad flotante, itinerante, nómada, que es España Rumbo al Sur. Con ellos vamos por los sitios como iban los antiguos; formando expediciones como la de Cortés, que es la que hemos realizado este año. Pretendemos generar valores positivos a través de la experiencia y el viaje, sin cámaras, móviles ni trablets, pues no somos turistas, sino viajeros; por eso los chavales llevan un cuaderno y lo plasman todo pictóricamente, de ahí la conexión con la Fundación Ferrer-Dalmau. Creemos que no hay expedición científica sin un soporte que lo cuente, que pueda quedar un testimonio para la posteridad.
Pregunta.- ¿Cómo es el procedimiento para poder formar parte de esta expedición?
Respuesta.- Pues hacemos un llamamiento a estos chavales de todo el mundo, se inscriben, hacen un trabajo, pasan unas fases muy duras de selección y luego tenemos la suerte de contar con la colaboración de las Fuerzas Armadas, una colaboración muy fructífera que se remonta a aquellas famosas “Rutas Quetzal”. Las Fuerzas Armadas Españolas son una de las fuerzas más antiguas, laureadas y gloriosas del mundo, con una tradición de cientos de años. Convivimos con ellos y aprendemos disciplina, lealtad, trabajo durante una semana. Un aprendizaje corto pero intenso, que nos sirve como dinámica de organización en los sitios donde vamos. Nosotros no vamos a hoteles, vamos a selvas, mares, desiertos. Es una experiencia dura, y el ejército nos muestra ese esfuerzo y ese adiestramiento de la voluntad.
Pregunta.- Para los más jóvenes, ¿podrías explicar brevemente qué era la Ruta Quetzal?
Respuesta.- Su fundador y creador fue mi tío, el periodista y aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo, y se trataba de un programa iniciático para los jóvenes participantes; una expedición formativa radical en el concepto de un proyecto de educación e intercambio cultural creado en 1979 con el objetivo de consolidar a través de la juventud los cimientos de la comunidad Iberoamericana de Naciones. Parte de ese espíritu reside en este proyecto de España Rumbo al Sur.
Pregunta.- ¿Quiénes intervienen para que este proyecto se haga realidad?
Respuesta.- Este proyecto, y esto me gustaría que quedara claro, lo hacemos gracias a la financiación de la Fundación Mutua Madrileña que se encargan de la convocatoria inicial y las entrevistas que suponen, digamos, el primer corte en la selección. Después nos vamos una semana con el ejército y finalmente marchamos a hacer la expedición. A ella acuden una serie de profesores. Yo tuve la suerte de contactar y entablar amistad con Augusto Ferrer-Dalmau, uno de los mejores pintores de Historia del panorama mundial. Es una bella persona y un gran artista. Le contamos le proyecto y en unos primeros años colaboró con nosotros. Este año, en diciembre hemos tenido un taller, entre todos los que tenemos de historia, matemáticas, cooperación Y tenemos claro está, éste era de pintura y como te digo, Augusto colaboró de forma excepcional, didáctica y magnífica en dicho taller.
Pregunta.- ¿De qué manera se ha involucrado la FFD?
Respuesta.- De muchas; siendo no sólo didactas, sino también entusiastas participantes: este año, personas muy vinculadas a la Fundación Ferrer-Dalmau como el Vicepresidente Ángel Soria y Alejandro Ferrer- Dalmau Socías, así como el periodista y escritor Chani Pérez-Henares se han sumado a esta universidad itinerante y han podido ver de primera mano la educación de los jóvenes en las selvas de Panamá. Allí, tanto los miembros de la Fundación como los chavales que la integraron y los tutores que viajábamos con ellos tuvimos el privilegio de conocer de primera mano la labor de las misioneras salesianas en mitad de la selva, uno de los lugares más duros del mundo. Estamos muy orgullosos de que los miembros de la FFD se hayan involucrado con este proyecto formativo hasta el punto de sumarse a la expedición e ir allá sin importarles las penurias para ver la realidad del barro, la selva, y el esfuerzo.
Pregunta.- ¿Cómo reaccionan los chavales?
Respuesta.- Una de las maravillas de Rumbo al Sur es el entusiasmo de sus integrantes. Los chavales compiten por venir: son jóvenes resilientes, comprometidos, con buen humor, que tienen ambición de esfuerzo y compañerismo. Es singularísimo, pero estos chicos conforman un grupo que termina siendo un ejemplo para los veteranos y cada año, desde hace veinte, nos lo han demostrado. Nos han tocado tormentas tropicales, nos han picado mosquitos hasta la extenuación, hemos pasado hambre, frio, sueño, y estos chavales no flaquean. Además, de repente, ves a esos misioneros y su vocación de ayudar a pesar de todo, y claro. Es algo que impregna no con la teoría, sino con el ejemplo. Y eso es inolvidable; te ordena la cabeza de otra manera.
Pregunta.- ¿Qué destacarías de tu experiencia personal?
Respuesta.- Querría destacar ante todo el apoyo, porque estamos agradecidísimos, de la Embajada de España, del cónsul, el embajador y especialmente el ejemplo y dedicación de esos misioneros salesianos, franciscanos y miembros de la iglesia secular; de toda esa gente que nos ha ayudado en los sitios más recónditos e inhóspitos del planeta sin hacerse fotos para Instagram, sino sólo por el afán de solidaridad; de vocación de ayuda.
En lo personal, siento orgullo y felicidad renovada cada año. Es bonito volver a los sitios. En el año 90 yo iba ya de joven monitor junto con 800 almas y mi tío nos llevó cruzando el Atlántico a Panamá; vimos toda esa herencia; esa España del otro lado del Atlántico viviendo como aquellos cronistas; aquella gente que dibujó, pintó, anotó, estudió, recopilo con afán científico, todo aquello que iba encontrando en este Nuevo Mundo.