María José Solano
Entrar en la embajada de Rusia en Madrid es atravesar un espacio singular. Magnificencia geométrica y contenida en el vestíbulo de acceso y elegancia de sabor imperial en los salones interiores.
Un fuerte aparato de seguridad apenas perceptible, guarda las fronteras de ese edificio incrustado en mitad de la parte norte de la calle Velázquez de Madrid, lugar que comparte con un vecindario de representantes extranjeros decisivos para el difícil equilibro diplomático en el juego de la política internacional. Una bonita sala y un servicio de café con pastas dejan clara la intención hospitalaria del embajador, que nos recibe con cortesía y amabilidad.
No en vano Yuri Korchagin es admirador, además de amigo, de Augusto Ferrer-Dalmau, creador de FD Magazine.
Pregunta.- ¿Cuál es la labor cultural de la embajada rusa en España?
Respuesta.- Quiero destacar primeramente el esfuerzo que la embajada realiza en los proyectos de colaboración cultural entre Rusia y España y que ha traído como consecuencia un ambicioso plan bilateral de desarrollo de eventos educativos, culturales, científicos y económicos con el fin de dar visibilidad al contenido de las relaciones entre España y Rusia, así como el fortalecimiento de dichas relaciones bilaterales. Este proyecto prolongado en el tiempo desde 2008 se llamó “Año dual”, organizado en etapas temáticas con intervenciones principalmente culturales, tanto en España como en Rusia. Teatro, ballet, lengua, pintura, turismo y costumbres, fueron algunos de los temas elegidos. Debo decir que el resultado desde el punto de vista cualitativo fue todo un éxito, palpable si lo llevamos al tal vez aburrido, pero siempre elocuente, terreno de las cifras. Por ponerle un ejemplo reciente, estos “Años Duales” se cerraron en el año 2017 en San Petersburgo donde más de cuarenta mil personas asistieron a este acontecimiento cultural yo diría que único en el mundo.
Pregunta.- ¿En qué consistió exactamente la singularidad de dicho acontecimiento?
Respuesta.- Debe saber que usted que a unos 30 kilómetros de San Petersburgo se encuentra el Palacio de Peterhof, construido a orillas del Baltico, en 1710, por Pedro I como residencia de verano. En la actualidad se ha hecho internacionalmente conocido, desde el punto de vista del atractivo turístico por el número de fuentes que alberga, más de 170, que se ponen en funcionamiento el último fin de semana de mayo y que permanecen abiertas hasta el otoño, cuando llega el frío. Pues bien, bajo el nombre «Viaje al país de Don Quijote» y en forma de espectáculo musical, fuegos artificiales y juegos de agua se puso el broche final al Año Dual de Turismo 2017. La inauguración de esas casi doscientas fuentes se acompañó de un espectáculo dedicado exclusivamente a la cultura española, con guiños a la zarzuela, la jota o las sevillanas, en el plano musical; a Velázquez, El Greco o Dalí, en la pintura; y a Cervantes, en la literatura. Fue realmente emocionante.
Pregunta.- Pero las iniciativas culturales de la embajada rusa no han acabado ahí.
Respuesta.- Actualmente estamos trabajando en la organización de unas muestras sobre la cultura de la ciudad de Moscú en Madrid. Y por supuesto, pendientes de celebración de los aniversarios de las guerras mundiales, estamos preparando una exposición dedicada a ambos conflictos donde presentaremos materiales de archivo muy interesantes para todos los que deseen tener un punto de vista objetivo de la historia mundial. En fin, hay mucho que se ha hecho ya y mucho que se planea hacer en el futuro.
“Entre España y Rusia hay cientos de años de contactos y relaciones en los que se comparte una simpatía mutua”
Pregunta.- Después de esas experiencias y a su juicio ¿cuáles son los elementos de conexión más fuertes que existen entre Rusia y España?
El embajador, profesional y elocuente, no duda ni medio segundo en contestar.
Respuesta.- Simpatía mutua, en primer término. Y cientos de años de contactos y relaciones. Mire, en estos momentos precisamente, estamos celebrando el 500 aniversario de los primeros contactos oficiales entre Rusia y España. Carlos I escribió unas cartas llamadas “amistosas” a Basilio III, el Gran Duque moscovita, y con ellas se iniciaron unas importantes y complejas relaciones entre ambos países que han llegado hasta nuestros días. Todo ello iniciado cuando Rusia aún no era un imperio y España, desde luego, ya lo era. La “r” de la palabra “imperio” pronunciada por Yuri Korchagin en aquel salón dorado, otorga de pronto unos matices al término que en este país se han ido desdibujando bajo siglos de desmemoria histórica, manipulación e incultura.
Pregunta.- Un imperio donde no se ponía el sol.
Respuesta.- Usted, María José, está sentada bajo el retrato de Piort Potiomkin, primer embajador ruso en España. Se trata de una copia del original que ustedes pueden visitar en el Museo del Prado. La celebración del aniversario de la llegada de este caballero y su comitiva a España se realizó con la construcción de un pequeño monumento en la ciudad costera de El Puerto de Santa María, en Cádiz, donde la delegación. desembarcó antes de emprender el camino hacia la Corte. Recientemente se ha cerrado un acuerdo con el Ayuntamiento de la localidad para la colocación de un busto como merecido homenaje a este diplomático ruso. El informe detallado de Potiomkin al Gran Duque sobre aquel viaje fue destinado a convertirse en primeras impresiones escritas de un viajero ruso del s. XVII sobre España. Hoy día es considerado una fuente histórica de inestimable valor. Y venía a decir que los vecinos del país son “de maneras nobles”, pues “casi todos son duques o condes” y que “comen y beben poco y no se emborrachan”. También aporta datos singulares sobre el contexto histórico-económico de la España imperial, recalcando que “los españoles viajan poco para el comercio porque de todas las tierras de ultramar les están llevando mercancías que cambian aquí por oro, plata, aceite, vino y limones”.
Pregunta.- ¿Cuáles cree que son los valores que Rusia y España tienen en común?
Respuesta.- Yo diría que la hospitalidad. Es un rasgo que nos une. A España cada año vienen más de un millón doscientos mil turistas rusos, además de los extranjeros de otros países. Eso no es fortuito. España sabe acoger a la gente. Los rusos son iguales. Basta recordar los últimos acontecimientos organizados en mi país a nivel global, como el mundial de fútbol, un evento fantástico. A pesar de los temores previos, cientos de miles de aficionados al fútbol encontraron en el pueblo ruso una hospitalidad excepcional.
Pregunta.- ¿Cómo cree usted, después de años de vida y trabajo en España, que los españoles vemos la cultura rusa?
Respuesta.- Pues mire. Inevitablemente me encuentro con comentarios sobre el hecho de que habría que dar a conocer más la cultura rusa en España; que se conoce una mínima parte de todo lo que esta ha aportado a la historia Universal; literatura, pintura, música. Nuestros autores de la Edad de Oro se estudian en las escuelas y se escuchan en los conciertos de los teatros; siguen muy vivos: Dostoievski, Tolstói, Chéjov, en literatura o Shostakovich, Tchaikovsky y Rimsky-Korsakov en música.
Pregunta.- Sin olvidar la pintura, de la que tenemos una importantísima representación en la ciudad andaluza de Málaga
Respuesta.- Efectivamente. Es la primera vez en la historia que Rusia inaugura la filial de un museo en una ciudad española. En este caso se trata del Museo Estatal de San Petersburgo. Para su sede en Málaga se eligió una ubicación sencillamente sensacional. Se trata del edificio de Tabacalera, una construcción levantada en los “felices años 20” que conserva, restaurada, su estructura exterior, siendo el interior un moderno museo dotado con la más alta tecnología. Este espacio alberga una serie de muestras de larga duración, renovadas cada año, cuya finalidad es recorrer la compleja y fascinante historia del arte ruso y su relación con la cultura europea. Cada año hay miles de personas que visitan este lugar de encuentro entre culturas en una ciudad que se ha convertido en un referente cultural del Mediterráneo.
Pregunta.- Siguiendo con el tema de la pintura, y estando en el marco de la FD Magazine, no puedo dejar de preguntarle por su opinión sobre la obra del pintor de batallas, Augusto Ferrer Dalmau y su relación con la cultura Rusa.
Respuesta.- Puedo expresar mi opinión sobre este artista en una sola palabra: admiración. En primer término por el coraje, porque para mí Augusto es ante todo valiente, ya que se mueve para realizar gran parte de su obra por lugares críticos del mundo: Afganistan, Mali, Oriente Medio… Cuando él decidió visitar Siria para pintar en el campo de batallas a los soldados, a mí me pareció una locura, pues en ese momento aún estaba muy presente la lucha contra el terrorismo internacional. Siria era un punto rojo de conflicto, pero a él no pareció importarle. Estuvo allí en primera línea con los militares y el resultado fue simplemente magnífico: el cuadro titulado “Alepo, la ayuda ha llegado”. El acto de entrega, arropado por las autoridades y gran cantidad de público, fue doblemente emocionante, pues Augusto estuvo acompañado por su buen amigo, el novelista español Arturo Pérez- Reverte, que presentó el cuadro en Moscú. Más allá de lo oficial, me considero admirador y seguidor de su obra. Recientemente estuve en el Museo Naval en la presentación de su cuadro creado con motivo del 500 aniversario del viaje de Magallanes –Elcano, otra obra emblemática de este gran maestro. Debo decir que me enorgullece tenerle como amigo.
“Augusto Ferrer-Dalmau estuvo allí en primera línea con los militares y el resultado fue simplemente magnífico”
Pregunta.- Augusto siempre hace referencia al Taller Grekov de Moscú. Nos gustaría que nos contara qué es y qué significa este lugar para la historia de la pintura rusa.
Respuesta.- Se trata de un taller creado en la Rusia soviética cuya idea era en primer término aglutinar en torno al gran pintor de batallas ruso Grekov a pintores y escultores talentosos y promover el arte atendiendo a encargos procedentes tanto de la iniciativa estatal como de entidades privadas. Debo decir que Augusto visitó hace años el taller y al salir, quedó impactado. Recuerdo una entrevista en un medio español en la que declaraba la intención de hacer algo parecido en España. Recuperar la pintura de historia cuidando y fomentando la formación de artistas en esta disciplina y en el marco enriquecedor de una estructura de taller artesano, para generar una producción pictórica española de calidad en interés, tanto en el contenido como en la técnica. Espero que el pintor siga con ese proyecto todavía en la cabeza y que el Ministerio y las autoridades españolas pertinentes lo apoyen, pues es meritorio.
Pregunta.- ¿Existe algún lugar o hecho cultural en España que haya dejado en usted una huella singular?
Respuesta.- Debo decir que llevo años viviendo en España y al margen de los grandes museos y otras instituciones de reconocido valor internacional, lo que más amo es viajar por el país visitando los cascos históricos de las ciudades, grandes o pequeñas. Es, de hecho, algo que hago con frecuencia, siempre que me lo permiten mis compromisos oficiales y si es posible, en familia. Sin ir más lejos, el pasado domingo estuvo aquí mi hija y quise llevarla a Sepúlveda. Una ciudad simplemente fantástica. Cuando uno camina por su Plaza de España es como si lo hiciera inmerso en el Siglo de Oro esperando encontrarse con Quevedo o el Capitán Alatriste al doblar cualquier esquina. Soy muy feliz compartiendo esa España con mi familia.
Pregunta.- ¿Qué imagen cree usted que se tiene en Rusia de nuestro país?
Respuesta.- Hace unos años estuve en la presentación de un proyecto muy interesante realizado por el Instituto Elcano. En ella, dicha institución española exponía los resultados de un trabajo de investigación en el que se mostraba cuál era el país extranjero donde España tenía mejor percepción. ¿Adivina usted? Pues efectivamente, resultó ser Rusia. Creo que eso lo dice todo. El embajador nos muestra algunas revistas Rusas donde a veces colabora escribiendo artículos de diversa temática, pero fundamentalmente sobre historia y las relaciones que durante siglos se han establecido entre Rusia y España. Abre una de las revistas y me la enseña, señalando un retrato. En ella, un apuesto Nicolás II, mira al espectador con cierto recelo premonitorio. Aquí está- explica Yuri, orgulloso-nuestro último emperador vistiendo el uniforme de los Ulanos de Farnesio. Fue, de hecho, Coronel Honorario del Regimiento Farnesio. Igual que vuestro rey español Alfonso XIII fue a su vez, Coronel Honorario de un Regimiento de Ulanos rusos.
Pregunta.- ¿Qué gran acto cultural le gustaría hacer a Yuri Korchagin como embajador de Rusia en España?
Respuesta.- Yo amo la música rusa. Siempre que es posible organizo conciertos con músicos rusos de fama mundial tanto aquí como en lugares donde pueda compartirlo con el máximo número posible de asistentes, como pueda ser el Auditorio Nacional. Es uno de los mejores regalos que, creo, puedo hacer de parte de Rusia a los españoles. Trabajo mucho en el empeño de anudar las relaciones entre nuestro teatro Bolshoi y el Teatro Real. La música ha unido y sigue uniendo de manera singular a los pueblos. Qué duda cabe que la embajada debe ser un foco de cultura e intercambio entre naciones. Recuerdo precisamente aquella ocasión en la que se presentó oficialmente una obra emblemática de Ferrer-Dalmau, encarnando perfectamente ese objetivo. Se trataba de “La despedida” una hermosa pintura dedicada a un periodo trágico de mi país, la guerra civil. En él se representaba a un regimiento de cosacos que va al frente y el jefe, el comandante de ellos, se despide de su hija. Un cuadro muy emotivo hecho con una finura y una melancolía extraordinarias. Al fondo, en la nieve, un tren acorazado, como emblema de la imagen de aquella Rusia, luce la bandera tricolor, que es la bandera actual de mi país. En aquella ocasión también asistió el novelista y amigo Arturo Pérez-Reverte. Fue para nosotros un verdadero acontecimiento de hermanamiento entre nuestros países.
Pregunta.- ¿Qué opinión le merece la obra de Arturo Pérez-Reverte?
Respuesta.- Puedo decir que he leído casi toda su obra. Aprendo mucho leyendo a este autor. Me gusta el estilo narrativo, cómo lo hace. Estoy precisamente ahora leyendo su Historia de España. (Ríe, divertido, el embajador). Es divertidísima y peculiar pero lo que me resulta admirable es cómo Arturo consigue convertir un tema que en principio podría ser árido, en algo ameno sin perder rigor. Ese humor cáustico (el embajador se desliza, inseguro, por el diptongo y al salir indemne, me sonríe, satisfecho) me fascina. Resumiendo, soy muy admirador de este famoso y destacado escritor español, tanto como de su amigo, nuestro pintor de batallas.
“La hospitalidad, es un rasgo que nos une. A España cada año vienen más de un millón doscientos mil turistas rusos”