Entrevista a María José Solano

Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Hispalense, Diplomada en Lengua Portuguesa y MBA en Gestión Cultural por la Universidad de Salamanca, colaboró profesionalmente durante más de diez años en la Real Academia Española. Es cofundadora y colaboradora del portal literario zendalibros.com; colabora en ABC Cultural y Diario ABC, donde conduce el podcast de entrevistas “Casa de fieras”. Es jurado en el mítico Premio Edhasa de Novela Histórica y corresponsable de la editorial Zenda-Edhasa, así como directora del taller de la Fundación de Arte e Historia Ferrer Dalmau (FFD). Actualmente imparte la asignatura de Análisis de la pintura de Historia de la Universidad de Nebrija en el marco del primer Máster en Pintura de contenido histórico y narrativo de España. 

Nos vestimos de gala en el Hotel Palace para celebrar el primer número de la Revista FFD charlando con esta mujer sobre literatura, edición, pintura, docencia, periodismo…y lo que surja.

Pregunta.- A propósito de la RAE nos pones la duda en bandeja: ¿sigue estando vigente eso de “escribir bien”? Porque desde la irrupción de las redes sociales, parece que incluso estuviese mal visto citar la gramática o la ortografía, como si la corrección lingüística fuese exclusiva de una clase social aburguesada…

Respuesta.- Hablar y escribir bien es importantísimo; es la manera que tiene el ser humano de dar forma al pensamiento. Y tal vez ahí esté el punto. En la forma actual de pensamiento.

Pregunta.- Después de leer su biografía la pregunta es inevitable: ¿de dónde saca el tiempo para todo?

Respuesta.- Yo también me hago la misma pregunta(risas). Supongo que es más abrumador contarlo que hacerlo. A mí me parece natural, es cuestión de organizarse, porque en realidad todas las actividades profesionales que desarrollo están íntimamente relacionadas; de alguna manera, todas tienen que ver con mis pasiones.

Pregunta.- Hablando de pasiones, ¿qué es la literatura para ti?

Respuesta.- La literatura en mi es una función fisiológica. Respiro, amo, duermo, como, bebo, leo.

Pregunta.- ¿Te hubiera gustado protagonizar en la vida real alguna de las historias novelescas que has leído?

Respuesta.- En mi caso los dioses me han sonreído, porque soñé historias novelescas que luego se cumplieron incluso de manera más hermosa e intensa que en mis sueños; y por otro lado, viví y sigo viviendo historias reales que puedo mezclar con la imaginación y lo ficticio para volcarlas en mi escritura. Tengo suerte en eso. Las fronteras de mi vida son móviles.

Pregunta.- ¿Con qué libros comienza tu biblioteca vital?

Respuesta.- Madre mía, buena pregunta. Nunca me he puesto a hacer ese ejercicio de arqueología, pero es bonito pensarlo. Y muy difícil resumirlo aquí…

Pregunta.- Te lo pongo más fácil; hagamos ese juego lector, si te parece. Lo bueno es que salga automático. ¿Lecturas aventureras de infancia?

Respuesta.- Los cuentos, supongo; los fundamentales:  Hermanos Grimm, H.C. Andersen, Esopo, Perrault. Y la mitología griega y romana; eso fue fundamental. También fue definitivo el conocimiento profundo de la Biblia que me proporcionó el haber estudiado en un colegio de monjas.

Pregunta.-  ¿Primeras aventuras que recuerdes?

Respuesta.- Pues Michael Ende y La Historia Interminable. Y también Gerald Durrell, Mi familia y otros animales; Los cinco de Enid Blyton; el Verne de Dos años de Vacaciones y La Vuelta al mundo en 80 días. Luego vendrían las aventuras “clásicas” publicadas en versión juvenil en la editorial Bruguera y Juventud: El corsario Negro, El hombre que pudo reinar, La Pimpinela Escarlata, Colmillo Blanco…Y por supuesto nunca abandoné el mundo clásico: El Vellocino de Oro de Robert Graves fue fundamental en mi vida, y las versiones juveniles de La Odisea y La Ilíada….

Pregunta.- ¿Y la María José adolescente qué leía?

Respuesta.- Mi adolescencia lectora fue a la vez romántica y rebelde, con mucha poesía desordenada y mucho cantautor, que era como leer poesía con música: Generación del 27 y del 98, Serrat, los Ultraístas, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, el Siglo de Oro, Paco Ibáñez, El Arcipreste de Hita, Jorge Manrique, Amália Rodrigues, Pessoa, Borges, Gardel.

Pregunta.- ¿Y en la, llamémosla así, etapa adulta?

Respuesta.- La adultez, digamos desde los 20 años en adelante, fue absolutamente novelesca: Dumas, Lawrence Durrell, Conrad, Conan Doyle, A. Christie, Tolstoi, Flaubert…Y apareció Pérez-Reverte y su Club Dumas, una novela que me fascinó porque la leí en una edad definitiva, los 19 años, y me abrió puertas singulares a otros mundos fascinantes mezclados como en un cóctel maravilloso: Jenofonte, Sabatini, Stendhal, Thomas Mann, Zweig, Joseph Roth, Traven, Jean Larteguy, Goethe, Bulgakov, Paul Feval, Fulcanelli, Gregory Lewis, Gaston Leroux, Lampedusa, Dante, Voltaire, Curzio Malaparte… Con el tiempo aprendí que ese cóctel donde todo se mezclaba porque todo estaba vinculado se llamaba biblioteca.

Pregunta.- ¿Se puede preguntar qué lees ahora?

Respuesta.- Te refieres a mi etapa de edad madura ¿no? (risas). Leo y releo con detenimiento y sorpresa a Cervantes, con interés frio a Shakespeare y siempre y cada vez más a los clásicos griegos y latinos: Tucídices, Plutarco, Marco Aurelio, Pausanias, Ovidio, Horacio… Gracias a Zenda, pero sobre todo a mis colaboraciones en ABC Cultural en “Lo Moderno”(el nombre de mis columnas viene de esa frase que es una especie de lema vital; “lo moderno es lo olvidado”) he descubierto a mujeres tremendas y redescubierto a los periodistas y escritores españoles del XIX  y principios del XX: Pérez Galdós, Espronceda, Azorín, Larra, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Pardo Bazán, Fernán Caballero, Columbine, Valle-Inclán, Ruano, Camba, Agustín de Foxá…

Pregunta.- ¿Alguna mujer tremenda a destacar en el mundo libresco fuera de España?

Respuesta.- Muchas: Elisabeth Smart, Dorothy Johnson, Patricia Highsmith, Jean Didion, Daphne du Maurier…Mujeres tan libres que dan envidia desde este presente.

Pregunta.- ¿Has notado en tu trabajo en prensa esa autocensura tan debatida últimamente?

Respuesta.- No entro en debates actuales. Yo tengo la gran suerte de escribir lo que quiero, porque Zenda es mi casa. Y ahora también las páginas magníficas del ABC Cultural. De momento no se me ha planteado esa problemática.

Pregunta.- ¿Cómo se reconoce a un buen narrador? ¿Comparten características un narrador literario y un comunicador audiovisual?

Respuesta.- Un buen narrador es aquel que nunca alardea, sino que sencillamente y sin poder evitarlo, destila lecturas leídas y vidas vividas en todas y cada una de sus frases. “Lo audio” y “lo visual” en un narrador debe estar en su capacidad para construir imágenes y recrear sonidos con la ayuda del lenguaje. Todo lo demás es un territorio que a mí no me interesa.

Pregunta.- ¿Qué opinas de la llamada literatura feminista? ¿O habría que llamarla literatura femenina?

Respuesta.- Seguimos sin saber mirar y sin saber leer. La batalla que libramos las mujeres ha de pasar, creo yo, por una revisión inteligente de nuestra propia naturaleza. Yo apostaría por una “revolución sentimental”. Transformar los sentimientos, esa supuesta “debilidad” secular, en nuestra máxima fortaleza.

Pregunta.- Ahora mismo, ¿qué tienes en la mesilla de noche?

Respuesta.- Tengo novelas policíacas: Camilleri y Hammet; tengo los cuentos del mar de Conrad, los cuentos completos de Stevenson, una antología de cuentos policiales españoles y la poesía completa de Alejandra Pizarnik y siempre a Borges y a Paddy Leigh Fermor, a los que acudo continuamente por razones diferentes y en diferentes estados de ánimo.

Pregunta.- ¿Y te decides a publicar algo tú?

Respuesta.- Bueno, yo ya publico en Zenda: relatos eróticos (bajo el seudónimo de Irene Adler, junto a Jesús Calero o Pursewarden); entrevistas (a vivos y muertos); viajes literarios… de hecho, el viaje a la Grecia de Paddy está en manos de una editorial y parece ser que pueda publicarse en un futuro no muy lejano. En cuanto al futuro cercano, sale en breve un viaje literario a Jerez de la Frontera ilustrado por Miki Leal y editado por Tinta Blanca, una de las editoriales más elegantes del panorama. Estoy felicísima. Y también publico a otros autores como coeditora de Zenda-Edhasa, que es una emoción muy parecida.

Pregunta.- ¿Qué podría decirles a los lectores de FFD sobre Zenda-Edhasa?

Respuesta.- Zenda-Edhasa es más que una editorial; es un regalo para los lectores del portal digital de zendalibros.com; es un proyecto que nace realmente para ellos; para compartir la felicidad lectora. Podríamos decir que Zenda –Edhasa con Penélope Acero como verdadera hacedora del milagro, es un vértice donde coinciden varios objetivos: recuperar clásicos literarios y darles un lugar visible en las mesas de novedades, que lleguen a las librerías y cobren vida en manos de los lectores. Sacarlos del territorio de la segunda mano y traerlos de vuelta. Es una batalla a largo plazo; una lucha contra el tiempo porque las buenas historias no se deben perder. 

Pregunta.- ¿Qué títulos lleváis publicados hasta ahora?

Respuesta.- En apenas año y medio de vida hemos publicado Las cuatro plumas, aventura de desierto y amistad; El Enigma de las arenas, la primera novela de espionaje que narra una aventura de mar, amistad y barcos en el marco previo a la Primera guerra Mundial; La isla de Coral, el clásico de supervivencia juvenil en una isla desierta y por último Taras Bulba, pues a propósito del conflicto de Ucrania qué mejor que leer a Gogol y su vínculo vital y literario con Rusia, donde alcanzó la fama y Ucrania, donde nació.

Pregunta.- ¿Y el próximo libro, se puede saber?

Respuesta.- ¡Claro! El próximo título no necesita apenas presentación: El jorobado de Notre Dame en la versión íntegra, oscura, desesperante y magnífica de Víctor Hugo. Una novela tremenda que ahora recuperamos en todo su gótico esplendor, modificado a fuerza de ver las versiones un tanto descafeinadas del cine y la televisión.

Pregunta.- En tu doble faceta de editora y lectora, ¿qué puedes decir del mercado editorial?

Respuesta.- Creo que hay demasiado ruido y muy pocos clásicos. Entiendo el negocio, pero el lector debería ser más crítico, y el editor, un poco más “exquisito”. Por supuesto hay editoriales maravillosas, pero por desgracia algunas de ellas se ven poco: Reino de Redonda, de Javier Marías es un buen ejemplo, en mi opinión, de editorial perfecta. Ojalá sus herederos sigan estando a la altura, en su muerte, de lo que él hizo en vida.

Pregunta.- Impartes clases en el Máster de pintura de historia organizado por la Universidad Nebrija con la FFD ¿Cómo es la María José docente?

Respuesta.- Poder mezclar el arte y la enseñanza, dos de mis pasiones, es un privilegio, todavía no me explico mi gran fortuna. Con mis alumnos procuro hacer lo mismo que hago sentada delante de un ordenador cuando me pongo a escribir: transmitir mis pasiones; derramar sobre el que me escucha o me lee, todo el amor que siento por aquellos temas que me entusiasman.

Pregunta.- Tus alumnos son pintores que luego pasarán a colaborar en proyectos pictóricos del Taller Ferrer Dalmau. ¿Qué crees necesita un buen artista para la difícil tarea de destacar? ¿Cómo se construye una carrera de distinción?

Respuesta.- Bueno, yo creo que para destacar en lo que sea se necesita reunir una serie de elementos: talento, voluntad, lecturas, formación, vida, generosidad, humildad, pasión, oportunidad, suerte.  Pero estos elementos solo confluyen a la vez en unos pocos elegidos; los que ocupan el pódium de la posteridad. Luego estamos los demás, cada uno en nuestro escaque del tablero, haciendo lo que creemos que debemos hacer y haciéndolo lo mejor posible.

Un buen narrador es aquel que nunca alardea, sino que sencillamente y sin poder evitarlo, destila lecturas leídas y vidas vividas

María José Solano

Entrevista a Arturo Pérez-Reverte y Augusto Ferrer-Dalmau

Por María José Solano

La Rotonda del hotel Palace a media mañana es un espacio narrativo; un deambulatorio señorial en – vuelto en el elegante murmullo de gente que cruza, sin conocerse, conversaciones de negocios, citas clandestinas, amistades lejanas, curiosidad por la belleza o la historia del lugar; ajetreo cosmopolita amortiguado por los tapices y las mullidas alfombras.

Allí esperan para este encuentro con FFD dos de los hombres más relevantes del arte y la cultura españolas cuyo trabajo e influencia traspasan fronteras desde hace décadas. Relajados y sonrientes, descartan desde el principio la entrevista. “Esto es una charla entre amigos”, sentencia APR. JEOSM me mira sonriente detrás del objetivo y yo sé exactamente lo que quiere decir; son muchos años de trabajo conjunto y lenguaje codificado. Asiento en silencio: hoy somos dos afortunados testigos de excepción de la crónica de una amistad.

APR toma la palabra pidiendo permiso a AFD. “Si, si, adelante, tú eres el narrador profesional”, apunta Augusto. Como no podía ser de otra manera, Pérez-Reverte cuenta con pausa y en orden, como si la historia de esta amistad fuese un relato o una crónica periodística; una sucesión de hechos susceptibles de transformarse en literatura:

-Un día voy caminando por la calle, veo una exposición y entro por curiosidad.  Ferrer-Dalmau ya era conocido para mí, por supuesto, pero nunca había visto sus cuadros al natural. No recuerdo exactamente el año —se vuelve, interrogante hacia Augusto que se encoge de hombros, desdibujando cronologías— Finales de los noventa —añade y continúa— Entro y casualmente Augusto estaba allí; nos saludamos, yo le expresé mi admiración y él se ofreció a enseñarme la exposición. Recuerdo que hablamos mucho de pintura, y de historia, y también recuerdo que en aquella conversación salió enseguida el “carlistón que Augusto siempre ha llevado dentro.

Augusto sonríe y trata de hacerse con el curso de la narración justo en ese punto: “La exposición era de temática carlista; era natural hablar del tema y expresar mi admiración por aquel momento histórico y aquellos hombres.  Al poco, Arturo y yo quedamos un día para comer en el magnífico restaurante madrileño Al-Mounia”…

Arturo hace un gesto con la mano. “Un momento —pide mirando mi libreta— antes debo decir que, en aquella conversación, lo que me hizo gracia de él fue la sorprendente inocencia con la que me hablaba del tema. Claro; mi imagen de los carlistas pasaba por Pio Baroja y nadie que haya leído a Baroja puede tener un buen concepto del carlismo. Me cayó bien aquel pintor desconocido precisamente por esa manera tan suya, casi romántica, de abordar el tema”.

-A pesar de su fama de broncas y de que Reverte siempre acojona un poco, también él me cayó bien a mí —añade Augusto— (risas). En serio. Con Arturo, como con otros escritores, suele ocurrir que crees conocerlo porque lo has leído, pero en su caso concreto, me di cuenta de que efectivamente él era exactamente igual a sus personajes.

Jeosm y yo asentimos, comprensivos. Arturo se remueve, incómodo en el sillón de cuero del Palace. “Retomemos la narración ordenada de los hechos, si os parece”. Aquello no es una propuesta, sino una orden.  Todos escuchamos atentos.

-Hay una cosa evidente que une nuestras respectivas profesiones, que en nosotros son más que eso pues las consideramos casi un acto vital; una manera de mirar y de estar el mundo —continúa Arturo—, y es el gusto por la Historia, que a él le emociona y a mí me gusta muchísimo. En torno a ella surgieron inevitablemente títulos de libros y películas que habían conformado nuestra infancia y juventud y que suponían un territorio común reconocible.  

-Y la pintura, Arturo —recuerda Ferrer-Dalmau—porque desde el principio hablábamos de pintura y de pintores que nos gustaban a los dos: Cusachs, Detaille, Meissonier…

-Muy cierto —confirma Reverte— Yo he sido siempre un enamorado de la pintura militar francesa. Todos esos pintores de batallas, Detaille, Meissonier, Géricault, habían iluminado iconográficamente mi infancia. Imagina entonces encontrarme un día con un tío que los conoce; que conoce a Neuville. Y no sólo eso, sino que los admira, los estudia, maneja su obra y la tiene como inspiración para su trabajo. 

-Me regalaste aquel magnífico álbum, ¿recuerdas, Arturo? El de Meissonier, una joya. Me llevé una sorpresa, porque Arturo no regala un libro antiguo de su biblioteca, así como así; vamos, nuca, diría yo (nosotros reímos y Arturo asiente en silencio). Ahora sí es apropiado en el discurso cronológico de esta crónica decir que un día nos fuimos a comer al restaurante Al-Mounia, ¿no, Arturo?… Pues bien. Allí, en mitad del cuscús de verduras con cordero, Arturo me preguntó: ¿tú harías un cuadro que yo te encargara? Y recuerdo que lanzó tres propuestas: una carga de caballería, una encamisada y el final de la batalla de Rocroi. Y claro. Rocroi era Rocroi, un episodio inolvidable de la Historia de España, pero también y sobre todo tenía un significado literario incuestionable, pues es en esa batalla donde muere el Capitán Alatriste. Precisamente por eso me entusiasmó la idea, pero había un problema, digamos, técnico y así se lo hice saber: yo nunca antes me había enfrentado a un proyecto iconográfico como aquel, quiero decir que sí había pintado jinetes a pie, pero nunca soldados de infantería. 

-Pero lo convencí enseguida —interviene Arturo— porque aquella tarde le conté con detalle la batalla: los restos de infantería reunido en el último cuadro, los rostros de cansancio, el piquero, la sangre, el gran campo de batallas, el miedo de los franceses a acercarse a aquellos tipos desharrapados, sucios, bravos, peligrosos… Y quedamos allí mismo en que haría aquel cuadro de los Tercios. Él me pidió que lo ayudara en la documentación y recuerdo que incluso en un par de ocasiones fui a su casa de Valladolid a mirar la evolución de la pintura.

-Y a corregirme cosas —añade Augusto— ¿Te acuerdas que me dijiste lo del perro, Arturo?  Aquel perro que terminó dándole el contrapunto al cuadro; el toque, digamos, melancólico; el canelo español abandonado, solo, leal, se convertiría en el famoso “perro de Rocroi” y eso es de tu exclusiva autoría. Yo me limité a pintarlo. En realidad, aquel cuadro de Rocroi era mi factura pictórica claro, pero a partir de la narrativa del relato, de la imaginación y el conocimiento histórico de Arturo. 

-Digamos que, desde aquel magnífico cuadro de Rocroi, nuestra amistad se fraguó; pasamos del respeto mutuo a la amistad y Augusto pasó a ser “el pintor de batallas” —concluye Arturo.

Capitanes de mar y guerra

-Debo decir que Arturo siempre me ha empujado a enfrentarme a retos pictóricos. Porque lo de pintar infantería no es nada comparado con enfrentarse a lo que vendría a continuación: mi primer cuadro de mar y guerra: “Caza al amanecer”. Fue un encargo de un coleccionista gallego quien me pidió que pintar un cuadro de temática naval, pero sin especificar nada más. Yo, claro, después de la experiencia de documentación, trabajo y rigor de Rocroi, lo que hice fue llamar a Arturo. Y entonces el gran narrador que es, acudió enseguida en mi ayuda. No solo porque me abrió su biblioteca particular, con una sección de libros de historia de marina apabullante, sino que allí sentado, en mitad de aquella biblioteca, oír contar a Arturo la historia de aquel barco fue decisivo para mi cuadro. ¿Recuerdas?

-Claro. Le inventé una historia para que la pintara en el cuadro. En la madrugada del 2 al 3 de noviembre de 1805 una goleta de la Marina mercante española, la Alejandra, regresa cargada de mercancía de América e intenta entrar en la ría de Pontevedra; pero claro, no olvidemos que en aquel año las fragatas inglesas se hallaban patrullando la costa. La tripulación de la Alejandra intenta ir por las islas Cíes para tratar de llegar a Pontevedra de noche, pero no hay suerte, el viento es contrario y todo es una pérdida de tiempo. Amanece y aún están fuera de la ría. La goleta tiene que enfrentarse entonces a un dilema: huir al sur, donde la alcanzarán los ingleses, o viendo que tiene la ría a pocas millas y el viento le es favorable, jugársela. Ese momento de máxima tensión con la goleta exprimiendo sus recursos al máximo tras un viaje de 81 días desde el continente americano, perseguida por las fragatas inglesas, es lo que Augusto representó magistralmente. 

-Fue un trabajo duro del que me siento muy orgulloso —afirma Augusto— sobre todo porque me permitió desarrollar las herramientas técnicas para realizar posteriormente el que quizás sea uno de los grandes proyectos de mi carrera pictórica hasta ahora, encargado por el almirante Rodríguez Calderón, entonces director del Museo Naval. Él me encargó un cuadro naval   y casi al mismo tiempo, Arturo y yo decidimos que tenía que ser la historia del Glorioso, La carrera del Glorioso, los combates del Glorioso o el viaje del Glorioso, un navío de la Real Armada Española enfrentado hasta en cinco ocasiones con varios escuadrones de navíos y fragatas británicos que trataban de capturarlo. Realmente la lucha encarnizada por la supervivencia y la derrota final convirtió a ese navío en el símbolo inequívoco de que hay derrotas mucho más dignas que ciertas victorias. La historia me apasionaba, pero debo reconocer que jamás habría podido llegar a buen puerto (y nunca mejor dicho) sin el asesoramiento histórico, pero sobre todo técnico, de Arturo. Ahí descubrí lo muchísimo que sabe del mar y los barcos, y lo buen capitán que es.

-Bueno, digamos que colaboré en lo que pude —insiste Arturo— pero lo importante aquí es contar lo bien que nos lo pasamos con aquella maqueta, ¿recuerdas, Augusto?… Un día me fui a tu casa de Valladolid y allí, frente a una maqueta que habías encargado, hicimos de ingleses: con un taladro del calibre de la bala de cañón, taladramos el barco hasta que cayeron todos los palos. Movimos las velas y así se quedó… Luego Augusto fotografió varios ángulos, eligió el más adecuado y recreó la escena. El cuadro, destinado al Museo Naval de Madrid, fue presentado con todos los honores con la asistencia de su majestad don Felipe VI, como correspondía a tal ocasión; pero con el cambio de dirección del museo, y tal vez sin entender que muchas veces hay más gloria en la derrota que en la victoria, se retiró de allí. Ahora está en el museo naval de San Fernando, donde luce en un lugar privilegiado, con todos los honores, como pieza emblemática de la institución.

Los duelistas

-Lo gracioso del asunto —recuerda Augusto— es que mi pintura nace, de alguna manera, de la literatura, y la literatura de Arturo es en parte, pictórica. 

-Es verdad —reflexiona Reverte— eso de que su pintura está basada en la literatura. Él no es un testigo ocular, pues no ha visto las escenas que representa, y tampoco hay películas en las que pueda apoyarse. Por tanto, el gran mérito de Augusto es que de textos; ya sean una novela de Baroja, una biografía de Zumalacárregui, unas memorias de un general carlista, saca el material para pintar cuadros que son auténticos relatos, porque este tío es un narrador; Augusto pinta para contar historias. Esa pasión es lo que lo hace tan especial y tan diferente. Él no pinta imágenes estáticas ni estampas históricas; pinta pasiones, desilusiones, derrotas, furia, agonía, compasión, crueldad, y eso es narrar.

-Me gusta creer que es así —confirma Augusto.

-En cuanto a mis novelas —prosigue Arturo—, yo soy algo visual narrando porque a mí la guerra no me la han contado, la he visto, y lo que hago es llevar mi memoria a mis relatos. Mis novelas están, digamos, llenas de imágenes. Además, Augusto le ha añadido sus propias imágenes a algunas de ellas; pues hizo la hermosa portada de Perros e hijos de perra, con un dibujo de mi perro Sherlock en ella; y también los bocetos de algunos de los personajes de Línea de Fuego, la portada de Sidi y la portadaza (quizás mi favorita de todas las portadas de mis novelas) de El italiano. Por supuesto, no podemos olvidar las magníficas portadas de la colección de clásicos de Zenda-Edhasa, donde juega con lo literario, lo pictórico, pero sobre todo lo cinematográfico, pues esos diseños son auténticos fotogramas de cine en blanco y negro.

-Si, desde luego —reconoce Augusto—. Es un reto, pero también una estupenda diversión emprender esos proyectos. Es, además, una excusa estupenda para volver a leer todas aquellas novelas de juventud. Y mira, nunca lo había pensado así, pero a estas alturas de la charla (o la crónica) sinceramente creo que Arturo y yo tenemos razones para la amistad y también una en concreto para batirnos a muerte, como lo oyes. Con elegancia y respeto, pero a muerte. Porque hay una afición que ambos compartimos hasta rozar la patología y tal vez por eso y solo por eso él y yo, en un momento determinado, seríamos capaces de enfrentarnos a duelo: nuestra pasión por los sables de caballería. 

-Es verdad —certifica Arturo— De hecho, a mí me gustaron las armas blancas desde siempre, pero nunca pensé en ellas con afán de colección. Tenía un sable de dragón francés napoleónico y era feliz con él. Pero Augusto, que lo había visto, me echó la bronca porque no tenía ninguno español, y al día siguiente apareció en casa con un sable español modelo 1860, para regalármelo.

-Exacto, ese fue el gran error de mi vida —se lamenta Augusto— porque abrí sin pretenderlo la caja de Pandora. Y entonces perdí el control sobre la colección y sobre el mercado, porque Arturo, con el método y el rigor que le caracterizan, se puso manos a la obra. En apenas diez años se ha hecho con una de las colecciones más importantes que conozco de sables reglamentarios de tropa de caballería. 

-Alguno me falta todavía —sonríe Arturo.

-Es verdad, porque yo tengo en mi poder un sable que él no tiene, y que sé que desea sobre todas las cosas. Se lo dejaré, por supuesto, en herencia porque a este paso y visto lo poco que me cuido, me parece que voy a morir antes que él: un sable un sable de hoja inglesa modelo 1796 con empuñadura española modelo 1815.

La FFD como culminación

de una carrera

Augusto no desea terminar esta charla sin recordar que Arturo ha estado en muchos de sus proyectos importantes, y no va a ser menos en el caso de la FFD, el gran proyecto vital de su carrera: La Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau, que como el propio pintor ha dicho muchas veces, es hacer realidad un sueño. 

-Cerrando el círculo de esta conversación, realmente el motor que mueve esta iniciativa es precisamente el que mueve mi amistad con Arturo: la importancia de conocer y transmitir la Historia. Y es que yo creo que pasamos por este mundo y es bonito dejar algo para la posteridad, y esta es mi oportunidad; pienso que tengo una edad buena para poder enseñar a otras personas y aprender yo también de ellos, que me enseñen cosas que yo no sé. 

-Son afortunados de tenerte como maestro —puntualiza Arturo—. Realmente afortunados.

-Espero estar a la altura de sus expectativas. Y En ese contexto quiero destacar que La Fundación colabora con la Universidad Nebrija en el desarrollo del primer Máster en Pintura de contenido histórico y narrativo en España. Este programa Máster, de un año académico de duración es un programa de formación artística de alta especialización en la práctica de la pintura figurativa y realista, punto de partida fundamental para la creación de imágenes pictóricas inéditas, que investiguen, interpreten y pongan en valor hechos, tanto del pasado como del presente, de la historia de España. Los participantes aprenderán a realizar con éxito proyectos de pintura narrativa e histórica de mi propia mano. Y tengo la gran suerte de que tanto Arturo como tú, María José formáis parte de esta iniciativa como impulsor y colaborador el primero, como docente de Historia del Arte, tú. Realmente, la Historia, la pintura y los libros son un territorio apasionante en torno al cual se ha forjado buena parte de mi vida, además de esta gran amistad con Arturo, un hombre al que admiro y en el que confío plenamente tanto como él confía en mí… Decir esto con nuestra edad y nuestras vidas, no es decir poco, vive Dios. 

“Mi pintura nace, de alguna manera, de la literatura, y la literatura de Arturo es en parte, pictórica.”

(Augusto Ferrer-Dalmau)

Arturo Pérez-Reverte y Augusto Ferrer-Dalmau

Revista nº 02 FFD

Índice:

  • Augusto Ferrer-Dalmau hace justicia a la batalla de Algeciras
  • Entrevista a Arturo Pérez-Reverte y Augusto Ferrer-Dalmau
  • Nuevos pintores para rescatar la Historia del olvido
  • La obra de Ferrer-Dalmau salta a un mundo tridimensional
  • Entrevista a Maria José Solano
  • Carmen Iglesias recibe el Premio Historia Órdenes Españolas
  • El “making of” del legionario que ya desfila por la Castellana
  • Entrevista a Almudena Martorell 
  • El Álcazar, proa de Castilla 
  • Lituania, Vilna y el inicio de la Segunda Guerra Mundial
  • Desayuno en Sanborns
  • La Real Fábrica Nacional de armas de Toledo 
  • Noticias FFD 

Entrevista a Pablo Álvarez de Toledo Müller

Universidad Nebrija

Nacido en Washington DC, de madre chilena, padre español y diplomático, Pablo Alvarez de Toledo Müller ha recorrido mucho mundo antes de instalarse en Madrid, donde trabaja como Director del Departamento de Artes de la Universidad Nebrija. Su pasión por el arte le viene de lejos, recuerda con cariño a su abuelo militar y pintor, y su padre, que le llevó desde pequeñito por todos los grandes museos del mundo, le sigue sorprendiendo a sus 91 años con su innata facilidad para el dibujo y la pintura.

Es licenciado en Bellas Artes por la Cooper Union School of Art de Nueva York, Master of Fine Arts, por la Universidad de Yale, ambas especializaciones en Pintura, pero también es Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nebrija, investigando el carácter emprendedor del galerista de arte contemporáneo. El arte y la enseñanza son claramente sus pasiones a las que ha dedicado gran parte de su vida, y que siguen marcando su camino profesional. Tiene una profunda vinculación con la Universidad Nebrija, Institución exigente e innovadora, donde ha tenido la fortuna de poder desarrollar programas pioneros en el panorama universitario español, como son grado de Artes Escénicas en 2008,  y el Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas en 2005. Ahora en 2022, como Director del Departamento de Artes, es responsable del desarrollo e implementación de un otro programa también inédito y único en España, el Máster en Formación Permanente de Pintura de Historia Ferrer-Dalmau, en el que lleva muchos meses trabajando, codo con codo con la Fundación Arte e Historia Augusto Ferrer-Dalmau.

Pregunta.- Pablo, ¿qué supone para ti este programa Máster en Pintura de Historia?

Respuesta.- Desde un punto de vista profesional, este proyecto confirma el hecho que la Nebrija es una Institución atrevida y abierta a nuevas ideas. Eso dicho, lo que es un verdadero lujo, es que la Fundación Arte e Historia Augusto Ferrer-Dalmau se haya fijado en nosotros, en nuestra Universidad, para desarrollar una iniciativa como la del Máster en Pintura de Historia. En este sentido, esta iniciativa supone una inmenso reto y una gran responsabilidad, pero que asumimos con gusto por la oportunidad que supone. Desde un punto de vista humano, este proyecto está siendo muy enriquecedor por la oportunidad de tratar y conocer a un artista como Augusto Ferrer-Dalmau, cuya obra habla por si sola, pero que quizás sus ideas y visión sobre las cosas, no sean tan conocidas para el gran público. También, y de esto quiero hacer hincapié más tarde, contamos con un claustro de profesores excepcional, unos artistas e investigadores de primer nivel. De todos ellos estoy aprendiendo cada día.

Pregunta.- Entonces este nuevo programa, aparte de la novedad,  es algo que encaja bien dentro de la Universidad.

Respuesta.-

Absolutamente. Este programa complementa muy bien nuestra oferta en Artes. Tenemos grados de Diseño de Moda, Diseño digital y Multimedia, Artes escénicas y Bellas Artes. Para estos últimos, el Máster en Pintura de Historia supone una especialización muy interesante.  Igualmente, es un complemento ideal para nuestro Máster en Mercado del Arte y Gestión de Empresas Relacionadas, cuyos alumnos podrán descubrir de primera mano nuevos talentos.

Pregunta.- ¿Cómo definirías la obra de Ferrer-Dalmau?

Respuesta.- La obra de Augusto es importante por muchas razones, pero ante todo es pintura, y muy buena pintura. Habrá cuadros mejor resueltos que otros, unos que gusten más, otros menos, pero lo que es innegable es que a través de sus pinceles, imaginación y esfuerzo,  ha logrado dotar de nuevo a la pintura de un contenido que fascina a muchísima gente, y esto no es nada fácil. Quien piense que solo por hacer composiciones históricas con mucho detalle y muchas banderas tiene un éxito asegurado, no entiende la pintura de Ferrer-Dalmau. No existen soluciones simples, ni trucos ni atajos en la pintura de Ferrer-Dalmau, y eso es lo que el público reconoce, su capacidad de comunicar, de hacernos viajar en el tiempo y (casi) olvidarnos que lo que estamos viendo es simplemente un lienzo con pintura esparcida sobre su superficie.

Pregunta.- ¿Pero…se puede enseñar algo tan complejo? Parece muy difícil transmitir todo este conocimiento.

Respuesta.- Ninguna enseñanza artística es fácil, pero como toda enseñanza artística, no se trata solamente de conocimiento, sino también y sobre todo de experiencia. Este programa Máster crea un entorno ideal para que los participantes puedan crecer como artistas, experimenten, aprendan y ganen confianza. Hemos reunido un claustro con lo mejor de lo mejor en el profesorado, artistas que pueden no solo enseñar, sino que su propia obra es un ejemplo de lo que predican. Sin embargo, a pesar de todas las facilidades llega un momento en el que el alumno deberá asumir la iniciativa, es decir su responsabilidad.  Dependerá de él si le salen las cosas o no. En la pintura el camino es muy lento y hay que tener paciencia. En este sentido, sí se puede enseñar el camino, lo que cuesta hacer ciertas cosas, entrenar el ojo, conocer los referentes históricos, cómo han resuelto los problemas los que han venido antes, animar y acompañar.

En este sentido Augusto Ferrer-Dalmau es muy generoso al querer transmitir su experiencia y conocimientos.  Todo el plan de estudios y las actividades del Máster están diseñadas para que esto sea así.

Pregunta.- ¿Qué se va a encontrar el alumno que se apunte al Máster?

Respuesta.- Los alumnos que se apunten al Máster van a encontrar sobre todo apoyo. Un apoyo artístico, docente y humano para que puedan durante un curso académico, desarrollar su talento. Es más, seguirán teniendo un apoyo al terminar el programa. La Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau quiere seguir sus pasos y promocionar su obra. Pero hay mucho más, los alumnos van a vivir en Madrid, una ciudad segura, acogedora y con una inmenso patrimonio artístico y cultural.  Tendrán la oportunidad de ir al Museo del Prado una y otra vez para descubrir a los grandes maestros, pero irán como profesionales, no simplemente como visitantes. Lo único que no va a encontrar el alumno del Máster, son excusas para no trabajar. Todo está diseñado para que tenga una experiencia única y enriquecedora que le transformará positivamente para siempre.

Pregunta.- ¿Dónde van a pintar los alumnos?

Respuesta.- Cada alumno tendrá un espacio individual al que tendrá acceso las 24 horas del día, incluidos los fines de semana. Es un espacio en Madrid, muy bien comunicado, con seguridad, mucha luz, terrazas, y diseñado para que sea una especie de residencia artística. Allí cada alumno tendrá su pequeño estudio, con su caballete, mesa, silla, estanterías,

Pregunta.- Has mencionado al claustro, hablemos de él. ¿Qué hace que sea tan especial?

Respuesta.- Creo sinceramente que los alumnos son unos privilegiados. Hay varias asignaturas que llevan bastante teoría y cuyo objetivo es contextualizar la Pintura de Historia. En estas asignaturas fundamentales, María José Solano y David Nievas aportan una gran experiencia. Por ejemplo, María José Solano es cofundadora de Zenda ediciones y trabaja con Arturo Pérez Reverte, que por cierto, colabora activamente en el Máster. David Nievas, sin más ni menos, es el asesor histórico del propio Ferrer-Dalmau, un apoyo indispensable para el desarrollo veraz de sus cuadros.  Para la asignatura del Rostro humano y el retrato, quien mejor que Ricardo Sanz, pintor de la Casa Real, y María Bisbal, discípula  de otro gran maestro como es Hernán Cortés. Para la representación del  cuerpo humano y del mundo animal, en especial el caballo, contamos con Erick Miraval, especialista en la renovación de las técnicas pictóricas tradicionales y con una mano fuera de lo normal. Con el  artista chileno Mario Pavez se asegurarán que tienen todo lo que hay que tener para pintar correctamente, en la asignatura de procedimientos, y les guiará en el desarrollo del proyecto personal. Tenemos el contexto histórico, el rostro y la figura humana, el mundo animal y los procedimientos pictóricos, pero faltan los entornos, el espacio en la narrativa histórica, y para ello contamos con Alexandra Semenova, artista rusa afincada en Madrid, cuyas ilustraciones son el mejor ejemplo de la creación de espacios que apoyen el hecho pintado. Ya por último, en la asignatura de Composición, como no puede ser de otra manera, y a modo de recapitulación,  está Augusto Ferrer-Dalmau, que junto con mi ayuda, hará hincapié en la importancia del equilibrio y de las reglas que rigen la experiencia visual en la pintura de Historia, para que los alumnos logren la máxima expresividad en sus trabajos finales.

Pregunta.- Por último, se ha comentado que este Máster es único en España. Cuáles son las razones de esta singularidad.

Respuesta.- La razón principal es por qué contamos con el mejor, es decir con la visión y experiencia de Augusto Ferrer- Dalmau, el «pintor de batallas», uno de los máximos exponentes a nivel mundial del género de la pintura de historia.  En segundo lugar, este Máster en Pintura de Historia es un programa doblemente necesario hoy en día. Primero: no existe en el ámbito universitario español, ningún programa máster que ofrezca la oportunidad a los estudiantes, de especializarse en la práctica tradicional de la pintura y dibujo figurativo. Segundo, este aprendizaje práctico de taller, tiene como fin no solo mejorar la técnica pictórica de los participantes, sino aprender a investigar, reflexionar, imaginar y recrear a través de la pintura, hechos, momentos, eventos y hazañas de nuestra historia. Por lo tanto, el Máster en Pintura de historia Ferrer-Dalmau, mirando hacia el pasado para recuperar una tradición pictórica basada en la elaboración de recreaciones de hechos históricos de todo tipo, se convierte en una propuesta formativa de absoluta vanguardia y que abre la posibilidad a dotar de un nuevo contenido a la pintura contemporánea.

A través de sus cuadros, los participantes del Máster investigarán y pondrán en valor, al igual que hacen los escritores y cineastas, en sus novelas, series de ficción, o películas, hechos y hazañas de nuestra historia, brindándonos la oportunidad de aprender sobre ellas y revivirlas a través de las imágenes.

Pregunta.- Muchas gracias y espero que sea todo un éxito.

Respuesta.- Gracias a vosotros y deseamos de todo corazón que así sea. Esta iniciativa llega en un momento en el que es muy necesaria. El arte tiene el poder de transformar a las personas y hoy en día, más que nunca, necesitamos  la imaginación de los artistas para que nos hagan soñar y pensar que podemos construir un mundo mejor. Esperamos contribuir con este programa a que así sea.

Pregunta.- Ha hablado usted varias veces de la «suscripción popular», ¿podría darnos algún detalle?

Respuesta.- Nuestro propósito inicial era y es que el monumento sea un poco de todos y para ello nada mejor que la más amplia y abierta suscripción popular. Este sistema abre las puertas a todo aquel quiera participar, dando igual bienvenida a grandes o pequeñas aportaciones. Para ello se contó desde el principio con el apoyo de la mayor parte del denominado «mundo Tercios», empezando por la entusiasta Asociación «31 de enero Tercios» a la que acompañan en el esfuerzo la Asociación «Amigos del Camino Español de los Tercios» y la Fundación «Tercio de Extranjeros».

Fue la primera de esas Asociaciones y en concreto su presidente Juan Víctor Carboneras el que lanzó la campaña de subscripción popular a finales de enero. Duró hasta el 28 de mayo de 2022 y contó con todo tipo de garantías legales, incluida la de que, por tomar parte en ella, de acuerdo con la cuantía de la aportación se obtendrán diferentes beneficios además de la desgravación fiscal contemplada en la Ley. 

La aportación, dentro de esta campaña, puede hacerse por Internet a través del ya mencionado enlace «pon una pica en la Castellana» y por transferencia bancaria a la cuenta de la Fundación «Tercio de Extranjeros».

Pregunta.- Y ¿cómo va esa campaña que menciona?

Respuesta.- Con sinceridad, muy bien. A primeros de junio alcanzamos una cifra equivalente al tercio del coste del monumento lo cual nos pone en una posición inmejorable a la hora de afrontar las siguientes iniciativas que incluirán la venta de objetos de recuerdo, copias en miniatura de las esculturas que forman el monumento y otras similares.

Pregunta.- General, en un par de ocasiones hemos hablado de apoyo institucional, déjeme que le pregunte ¿con que trabas se ha enfrentado la FFD en este proyecto? ¿Con que apoyos cuenta?

Respuesta.- La Fundación decidió asumir las tareas de apoyo institucional que en su momento se realizaron desde el Estado Mayor de la Defensa y que habían contado, a principios de 2018, con el beneplácito del propio Ministerio de Defensa y, ya en 2019 tras la llegada a la Alcaldía de Madrid de José Luis Martínez-Almeida, del Ayuntamiento de Madrid.

De ese modo recuperamos el impulso perdido y conseguimos el apoyo de la Comunidad Autónoma de Madrid y del Ayuntamiento de la capital que resultan clave en un proyecto de esta envergadura y que, por ello, ha de superar esas trabas burocráticas inevitables en la España de hoy.

También contamos con el apoyo de las Fuerzas Armadas, tal vez sea mejor indicar, de sus miembros. La verdad es que, si bien no hemos conseguido un apoyo institucional, si hay un elevado número de militares, tropa, suboficiales y oficiales que están apoyando tanto económicamente como en la difusión del proyecto.

Pregunta.- Ya vamos acabando, mi general, ¿hay algo más que quisiera añadir para ayudar en su difusión del proyecto y de su importancia?

Respuesta.- Han pasado cuatro años desde aquel desfile por la Castellana de Madrid; ahora la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau está a punto de, con el apoyo de algunas instancias oficiales y de la colaboración de las Asociaciones «31 de enero Tercios» y «Amigos del Camino Español de los Tercios» y de la Fundación «Tercio de Extranjeros», hacer posible el sentir popular y de conseguir que en la capital de España se erija un monumento a aquellos Tercios.

Nuestro propósito es que el monumento pueda satisfacer a los admiradores de los Tercios que tanta gloria dieron a nuestra nación, a los amantes de nuestra historia y, en general, a todos los españoles. 

Somos conscientes de que estamos tratando de saldar una deuda de gratitud con los soldados que se encuadraron en aquellos Tercios y de que lo hacemos con 300 años de retraso. Eso no obsta a que lo hagamos con la misma ilusión con la que lo haríamos siglos atrás si estuviéramos leyendo las nuevas traídas por mensajeros a caballo en las que se hablase sobre el milagro de Empel o sobre la noche de Goes.

“Los alumnos que se apunten al Máster van a encontrar sobre todo apoyo. Un apoyo artístico, docente y humano para que puedan durante un curso académico, desarrollar su talento.”

Pablo Álvarez de Toledo Müller

Entrevista a Fernando Alejandre

Fundación Arte e HIstoria Ferrer-Dalmau

Fernando Alejandre Marínez General de Ejército (Reserva), fue Jefe del Estado Mayor de la Defensa entre los años 2017 y 2020. Actualmente es Vocal de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y consultor en destacadas empresas del sector seguridad y defensa.

Militar de carrera perteneciente a la XXXIV Promoción de la Academia General Militar, su carrera ha estado muy vinculada con las Unidades Paracaidistas. Además ha ocupado destinos muy relevantes, entre otros podemos señalar el de Segundo Jefe del Mando de la Fuerza Conjunta de la OTAN (2015-207) en el cuartel aliado de Brunssum (Holanda). Ha participado en varias operaciones internacionales en diversos escenarios: Irak (1991), Bosnia-Herzegovina (1993) o Kosovo (2003)

Pregunta.- General, ¿por qué es necesario un monumento a una unidad militar en la capital de España?

Respuesta.- En principio y más que ninguna otra cosa por respeto a la historia de nuestra nación. En las grandes naciones y la nuestra lo ha sido, la historia nacional y la historia militar prácticamente se solapan. Eso es lo que ocurrió en la España del Siglo de Oro. No fue «de oro» sólo por su política, su hegemonía, su comercio o sus artes también lo fue desde el punto de vista militar.

Al acabar la Edad Media fue España, como expongo en mi reciente libro «Rey servido y patria honrada», la primera nación europea que constituyó un ejército profesional y, sobre todo, NACIONAL. Un ejército del que formaban parte los Tercios y del que deberíamos sentirnos orgullosos y que merece ocupar un lugar de privilegio en el imaginario popular. 

Hace ya casi cinco años, a raíz del desfile de una unidad de aquellos Tercios por el paseo de la Castellana, se empezó a fraguar la idea de hacer un reconocimiento permanente a aquellas unidades y, sobre todo, a los soldados de España que lucharon en defensa de los intereses de nuestra nación entre los siglos XVI y XVIII (concretamente desde 1536 a 1706). 

Fue entonces cuando se empezó a pensar en que había que erigir un monumento a los Tercios en la capital de España. Un monumento no a la memoria del maestre de campo Romero, de Farnesio o de Requesens, sino a la de aquellos héroes anónimos que llevaron el nombre de España por los confines de Europa y, de alguna manera, del mundo.

Pregunta.- ¿De quién partió la idea?

Respuesta.- Después de aquel desfile, siendo yo Jefe de Estado Mayor de la Defensa, recibí en el que era mi despacho al teniente general César Muro Benayas y al fundador de la FFD, Augusto Ferrer-Dalmau quienes me presentaron el proyecto del conjunto escultórico y a quién podía realizarlo, el escultor Salvador Amaya.

Quedamos entonces en que el conjunto estaría inspirado en cuatro figuras del famoso cuadro de Ferrer-Dalmau «Rocroi, el último Tercio» y que buscaríamos el máximo apoyo de la sociedad civil. Fue entonces cuando el teniente general Muro, a la sazón presidente de la Asociación «Amigos del camino español de los Tercios» se puso en contacto con entusiastas del tema que cristalizaron en la Asociación «31de enero Tercios» que juega un papel clave en la campaña de suscripción popular.

Pregunta.- ¿Cuál es entonces el papel de la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau en el proyecto?

Respuesta.- Tras mi cese y pase a la reserva en 2020, es cuando surge la idea de crear una Fundación que impulse el Arte y la Historia militares. Estando a punto constituirse el Patronato, en una charla con el Patrono-Fundador, decidimos que fuera la propia Fundación la que tomase el testigo del proyecto. Así la propia Fundación podría garantizar que no se perdiese el impulso inicial por las trabas burocráticas, la falta de apoyo institucional o la terrible situación por la que atrave saba nuestra nación en plena pandemia. 

Poco después, el Patronato de la Fundación decide, en una de sus primeras reuniones, asumir el proyecto como algo propio e impulsar las acciones necesarias para buscar la financiación de un monumento de ese tamaño y porte. 

Pregunta.- General, ¿es el momento oportuno para un proyecto de esta envergadura?

Respuesta.- La verdad es que creo que llega tarde, casi trescientos años tarde. Estamos en deuda con aquellos héroes anónimos que, al servicio de la Casa de Austria, defendieron la soberanía de la Monarquía Hispánica durante casi dos siglos, protagonizando gloriosas gestas.  

Creo que estamos en deuda con aquellos soldados que a pie recorrían el Camino Español hasta llegar a la lejana Flandes y que constituyó un ejército que estuvo casi dos siglos en permanente campaña; un sinfín de grandes militares españoles pasó por ellos. 

A nadie le extraña pasear por la calle Julián Romero en Cuenca, la de Sancho Dávila en Madrid o la de Alejandro Farnesio en Alcalá de Henares.

¿No es ya hora de saldar nuestra deuda de gratitud con los soldados a los que estos y otros muchos grandes capitanes mandaron?

Pregunta.- En su libro, el citado «Rey servido y patria honrada» he leído que los Tercios tuvieron, pese a lo que pueda parecer, buena fama ¿cree usted que fue así?

Respuesta.- Los Tercios tuvieron gran prestigio entre la sociedad española de la época y por eso los jóvenes acudían a la llamada a las cajas de recluta ya que sabían que con ello se ponían en la senda que llevaba a esa vida de fama y honor que rezan los versos de Calderón (soldado de los Tercios como Lope de Vega, el autor del verso que da título al libro).

Cierto es que también fueron objeto de esa manipulada y malintencionada leyenda negra que, lamentablemente, ha calado en algunas capas de nuestra sociedad pero, la historia es la historia; por lo menos hasta la «Unión de Armas» del conde-duque de Olivares, alistarse en los Tercios era un honor y privilegio para cualquier español.

Pregunta.- En qué consistirá el monumento

Respuesta.- Hemos partido, pues la ejecución de las figuras ya ha empezado, de la composición artística del cuadro del Patrono-Fundador, contando con el asesoramiento histórico de grandes expertos. Salvador Amaya está realizando un grupo escultórico, de inspiración clásica, sobre pedestal de piedra en el que estarán representadas algunas de las figuras más representativas de aquellos soldados del Siglo de Oro español: un arcabucero, un piquero, un abanderado y su capitán. Junto a ellos y a petición expresa de uno de los miembros del Patronato que ha escrito mucho sobre los Tercios y al igual que en el cuadro ya mencionado, habrá un perro.

Pregunta.- Y cuál será la ubicación del monumento

Respuesta.- La idea, como anteriormente dije, surgió tras aquel desfile por la Castellana y el lema de la campaña de suscripción popular es «pon una pica en la Castellana» por lo que el emplazamiento solicitado por la Fundación al Ayuntamiento de Madrid está ubicado en los jardines de la margen este del paseo de la Castellana, en la falda de la colina en la que se asienta la Escuela Técnica Superior de Ingenieros. 

La verdad es que, tras la llegada a la Corporación municipal del Alcalde José Luis Martínez-Almeida, todo han sido facilidades en este sentido y esperamos que la junta de Gobierno del Ayuntamiento dé luz verde al proyecto en fechas próximas. Los trabajos están ya muy avanzados.

Pregunta.- General, ¿Cómo se va a sufragar un proyecto que, si no me equivoco supera los 300.000 euros de presupuesto?

Respuesta.- Como ya he dicho antes, la Fundación asume tanto las gestiones de búsqueda de apoyos institucionales como la financiación que discurre por dos vías diferentes. Por un lado, la suscripción popular y, por el otro, la generosa y desinteresada colaboración ofrecida por instituciones como la Casa de Alba, la Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO o algunas empresas, en su mayoría, del ámbito de la industria nacional de defensa.

En un caso se trata de aportaciones de carácter individual; en el otro de donaciones de grandes patrocinadores.

La idea es que en el pedestal haya una placa en la que recordando en primer lugar que el monumento se erige por suscripción popular, se incluya también referencia clara a esas entidades colaboradoras.

Pregunta.- General, ¿nos puede decir quiénes son esos «grandes patrocinadores»?

Respuesta.- De alguna manera es prematuro cerrar todavía el listado pues me consta que habrá incorporaciones pero, además de las ya citadas Asociación Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, ASFASPRO y Casa de Alba, hay aportaciones importantes de empresas como Tecnobit, Escribano, SENER, EINSA UCALSA, General Dynamics  y algunas más.

Pregunta.- Ha hablado usted varias veces de la «suscripción popular», ¿podría darnos algún detalle?

Respuesta.- Nuestro propósito inicial era y es que el monumento sea un poco de todos y para ello nada mejor que la más amplia y abierta suscripción popular. Este sistema abre las puertas a todo aquel quiera participar, dando igual bienvenida a grandes o pequeñas aportaciones. Para ello se contó desde el principio con el apoyo de la mayor parte del denominado «mundo Tercios», empezando por la entusiasta Asociación «31 de enero Tercios» a la que acompañan en el esfuerzo la Asociación «Amigos del Camino Español de los Tercios» y la Fundación «Tercio de Extranjeros».

Fue la primera de esas Asociaciones y en concreto su presidente Juan Víctor Carboneras el que lanzó la campaña de subscripción popular a finales de enero. Duró hasta el 28 de mayo de 2022 y contó con todo tipo de garantías legales, incluida la de que, por tomar parte en ella, de acuerdo con la cuantía de la aportación se obtendrán diferentes beneficios además de la desgravación fiscal contemplada en la Ley. 

La aportación, dentro de esta campaña, puede hacerse por Internet a través del ya mencionado enlace «pon una pica en la Castellana» y por transferencia bancaria a la cuenta de la Fundación «Tercio de Extranjeros».

Pregunta.- Y ¿cómo va esa campaña que menciona?

Respuesta.- Con sinceridad, muy bien. A primeros de junio alcanzamos una cifra equivalente al tercio del coste del monumento lo cual nos pone en una posición inmejorable a la hora de afrontar las siguientes iniciativas que incluirán la venta de objetos de recuerdo, copias en miniatura de las esculturas que forman el monumento y otras similares.

Pregunta.- General, en un par de ocasiones hemos hablado de apoyo institucional, déjeme que le pregunte ¿con que trabas se ha enfrentado la FFD en este proyecto? ¿Con que apoyos cuenta?

Respuesta.- La Fundación decidió asumir las tareas de apoyo institucional que en su momento se realizaron desde el Estado Mayor de la Defensa y que habían contado, a principios de 2018, con el beneplácito del propio Ministerio de Defensa y, ya en 2019 tras la llegada a la Alcaldía de Madrid de José Luis Martínez-Almeida, del Ayuntamiento de Madrid.

De ese modo recuperamos el impulso perdido y conseguimos el apoyo de la Comunidad Autónoma de Madrid y del Ayuntamiento de la capital que resultan clave en un proyecto de esta envergadura y que, por ello, ha de superar esas trabas burocráticas inevitables en la España de hoy.

También contamos con el apoyo de las Fuerzas Armadas, tal vez sea mejor indicar, de sus miembros. La verdad es que, si bien no hemos conseguido un apoyo institucional, si hay un elevado número de militares, tropa, suboficiales y oficiales que están apoyando tanto económicamente como en la difusión del proyecto.

Pregunta.- Ya vamos acabando, mi general, ¿hay algo más que quisiera añadir para ayudar en su difusión del proyecto y de su importancia?

Respuesta.- Han pasado cuatro años desde aquel desfile por la Castellana de Madrid; ahora la Fundación Arte e Historia Ferrer-Dalmau está a punto de, con el apoyo de algunas instancias oficiales y de la colaboración de las Asociaciones «31 de enero Tercios» y «Amigos del Camino Español de los Tercios» y de la Fundación «Tercio de Extranjeros», hacer posible el sentir popular y de conseguir que en la capital de España se erija un monumento a aquellos Tercios.

Nuestro propósito es que el monumento pueda satisfacer a los admiradores de los Tercios que tanta gloria dieron a nuestra nación, a los amantes de nuestra historia y, en general, a todos los españoles. 

Somos conscientes de que estamos tratando de saldar una deuda de gratitud con los soldados que se encuadraron en aquellos Tercios y de que lo hacemos con 300 años de retraso. Eso no obsta a que lo hagamos con la misma ilusión con la que lo haríamos siglos atrás si estuviéramos leyendo las nuevas traídas por mensajeros a caballo en las que se hablase sobre el milagro de Empel o sobre la noche de Goes.

” la historia nacional y la historia militar prácticamente se solapan”

Fernando Alejandre

Entrevista a Pedro de Borbón-Dos Sicilias y de Orleans

Por María José Solano

Don Pedro de Borbón-Dos Sicilias y de Orleans, Duque de Calabria, Presidente del Real Consejo de las Ordenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa desde 2014, es el actual Jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias. Como Jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias, es Gran Maestre de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge y de la Insigne y Real Orden de San Jenaro.

Ingeniero agrícola, se dedica profesionalmente a la gestión de bienes rurales con fines agrícolas, ganaderos, forestales y cinegéticos; ejerce el cargo de Director General de varias empresas en España y Austria.

Pregunta.- Como presidente de la Fundación arte e historia Ferrer-Dalmau. ¿Qué significa ese cargo y esta Fundación para usted? 

Respuesta.- Un honor. Un gran honor. En mi opinión parece claro que hay pocos países como España en los que un proyecto como este sea tan necesario. Con el nivel de la pintura española y el peso global de la Historia de España era lógico que la idea fructificara. Por ello animo a los pintores noveles a plasmar en sus obras los hechos históricos más relevantes.

Pregunta.-Don Pedro de Borbón Dos-Sicilias y de Orleans, en sus apellidos se resume gran parte de la historia de España y de Europa, así como de su riquísima cultura. A su juicio, ¿qué cree que aporta esta Fundación a esa cultura española y europea? 

Respuesta.- Mi familia es cierto que cuando tuvo el honor de desempeñar responsabilidades, siempre protegió y fomentó la cultura y la protección del extenso patrimonio artístico. La Fundación es una nueva oportunidad, que yo modestamente apoyo, para continuar el camino del fomento de la cultura con mayúscula, tan cercana a nosotros: la Historia y la Pintura y su interrelación, eso es la Fundación.

Pregunta.- Usted es admirador de la obra de Ferrer-Dalmau ¿Qué es lo que más le interesa o impresiona?

Respuesta.- Desde luego yo no soy un experto en pintura. Por ello sería tendencioso enjuiciar la obra de un artista tan consolidado como Ferrer-Dalmau. Pero déjeme destacar dos elementos de importancia mayor: uno es el exhaustico estudio y labor de investigación previa que cada cuadro de Ferrer-Dalmau conlleva y otra su prodigiosa técnica. El resultado está ahí.

Pregunta.- ¿Cuáles son sus predilecciones pictóricas? ¿Qué época de la Historia le interesa más?

Respuesta.- La pintura me encanta. Personalmente considero que los hitos mas importantes son: el Quattrocento, Velázquez, el Greco, Picasso. Las predilecciones son cambiantes, creo que le pasa a todo el mundo.

Pregunta.- Si tuviera que encargar un gran cuadro de Historia a la Fundación, ¿cuál sería?

Respuesta.- En mi opinión personal hay que huir de los cuadros de encargo. Dejemos a los artistas que decidan ellos solos.

Pregunta.- ¿Qué opina de la actual situación en la enseñanza de la Historia de España y del Arte en colegios y Universidades?

Respuesta.- Con toda sinceridad, creo que hay que hacer un esfuerzo considerable en el fomento de la Historia en todos los niveles educativos. Lo mismo con la Historia del Arte. Si se desconoce de donde venimos, si se desprecia el estudio del pasado, no solo estamos en condiciones de inferioridad ante los que si lo conocen, sino que estamos a merced de los que les interesa y conviene nuestro declive. La ignorancia es, sobre todo, inferioridad. Es urgente un cambio del rumbo académico.

Pregunta.- ¿Cree que en el contexto en el que ahora vivimos de reinterpretación, cuando no negación o manipulación de la memoria, esta Fundación tiene más sentido que nunca?

Respuesta.- La respuesta ya está dada en la pregunta anterior. Es evidente que la Fundación que me honro presidir puede y debe ayudar. Ustedes, nosotros, todos también.

Pregunta.- Usted pertenece a la rama Napolitana de la Casa de Borbón, un país y una cultura admirables por el respeto que sienten hacia su pasado. ¿Qué cree que deberíamos aprender los españoles de nuestros vecinos italianos en referencia a la cultura y la memoria?

Respuesta.- Si, en efecto me enorgullezco de pertenecer a una familia que engrandeció las llamadas Dos Sicilias. Cada vez que piso esa tierra me emociono. Supongo que debe ser normal esas sensaciones, ¡que quiere que le diga!, estoy seguro que lo comprende. En el fondo soy un sentimental. Con relación a su pregunta no creo deba dar yo lecciones a nadie, pero si que me atrevo a aconsejar a los españoles que cuiden su inmenso patrimonio monumental con parecido mimo con que lo hacen los italianos. En España ha habido destrozos imperdonables y, a veces, se siguen produciendo por desidia, es una pena.

Pregunta.- ¿Tiene alguna predilección por un pintor italiano?

Respuesta.- Antes mencioné el Quattrocento. Es un momento esencial, algún pintor, ¡¡son tantos!!, cambio mucho. Hoy Botticelli me transporta.

Pregunta.- Su padre, D. Carlos de Borbón Dos-Sicilias, era el nieto de Carlos Tancredo de Borbón Dos-Sicilias, sobrino del último rey de las Dos Sicilias, Francisco II. Sicilia es para muchos historiadores, entre los que me cuento, un lugar emblemático de la historia del Mediterráneo y del mundo. Goethe decía que “Sicilia es la clave de todo”. ¿Qué le gustaría que la Fundación reflejase de la pintura, arte y la memoria milenaria de esa isla?

Respuesta.- Las Dos Sicilias fue un reino cuya historia afortunadamente, esta siendo objeto de una revisión profunda por los historiadores italianos mas acreditados. Durante años tuvo un juicio mas bien negativo e injusto. El progreso del Reino fue indudable. Las comunicaciones, la construcción naval, los ferrocarriles, la sanidad con enormes avances en el bienestar social y desde luego el arte. Tras la caída de la monarquía de las Dos Sicilias, la administración se dejó llevar por el olvido del indudable progreso logrado. Afortunadamente los historiadores, en la actualidad, revisan este juicio. No se si Sicilia es la clave de todo. Lo que si se es que es fascinante. Me encantaría que una obra pictórica reflejara la historia común con España.

Pregunta.- Si tuviese que elegir un cuadro de Ferrer-Dalmau para que colgase en el Museo del Prado ¿Cuál sería?

Respuesta.- Le confieso que en mi opinión, el cargo del Director del Museo del Prado es extraordinario. La importancia de la antigua Colección Real es sobrecogedora. A veces pienso, incluso, excesiva. Dejemos al Director y a su equipo que tomen sus decisiones.

“En mi opinión personal hay que huir de los cuadros de encargo. Dejemos a los artistas que decidan ellos solos.”

Pedro de Borbón dos-Sicilias y de Orleans

Revista nº 01 FFD

Índice:

  • Un proyecto ilusionante
  • Un viaje por la historia de España en las pinturas del Prado
  • Entrevista a Pedro de Borbón-Dos Sicilias y de Orleans
  • El Regreso. La innovación dentro del clasicismo y de la marca Ferrer-Dalmau
  • Entrevista al vicepresidente de FFD: Fernando Alejandre
  • Monumento a los Tercios
  • Entrevista a Pablo Álvarez de Toledo Müller
  • La tradición de escuelas de pintura europeas
  • El único máster de pintura histórica del mundo dará sus primeras pinceladas el curso que viene
  • Un partner versátil del diseño arquitectónico en toda Europa
  • El coleccionismo de armas
  • Mannerheim. El Mariscal de Finlandia
  • Noticias FFD
 

Entrevista a Pilar Reyes

Por Jesús Fernández Úbeda

Pilar Reyes dirige, desde mayo de 2009, el sello Alfaguara en España. Colombiana, estudió Letras en la Pontificia Universidad Javierana de Bogotá y estuvo al frente del área de Edición General del Grupo Santillana en su país.

Por sus manos pasan, entre los de otros ilustres, los manuscritos de Mario Vargas Llosa, Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte, con quien comenzó a trabajar “como editora directa” con El asedio. El puente de los asesinos, publicado en 2011, fue su primer Alatriste. Conversamos para FD Magazine.

P: Señora Reyes, ¿cómo conoció a Arturo Pérez-Reverte?

R: Le conocí en el año 1994, en su primera visita a mi país natal, Colombia. Yo era una joven estudiante de literatura que soñaba con ser editora, y me deslumbró la pasión con la que hablaba de la escritura y de su amor por los libros y los viajes. Acababa de publicar El club Dumas.

P: En una entrevista con mi compañera de Zenda Karina Sainz Borgo, señaló que Pérez-Reverte “lleva 30 años publicando”, que “cada nuevo libro es como si fuera el primero”. ¿En qué nota usted eso?

R: En su rechazo tajante a dar las cosas por sentadas. No piensa que su fama y prestigio garanticen nada a la hora de publicar una nueva novela. Hay que seguir escribiendo con eficacia (en eso Arturo es un maestro) y hay que seguir interesando a los lectores con cada nuevo lanzamiento. Arturo se involucra en el proceso de edición y lanzamiento de cada nuevo libro suyo como si fuera el primero. Le importa entender los cambios que el mercado y la comunicación han experimentado a través del tiempo y acepta que el lanzamiento de sus libros se adecúe e interprete esos cambios.

P: Llegó a Alfaguara España en 2009. ¿Qué recuerda de la edición de El puente de los asesinos?

R: Mi primer libro como editora directa de Arturo fue El asedio y fue una experiencia formidable para mí, empezando por el hecho de que yo no conocía Cádiz, lo hice primero a través de los ojos del libro, al que luego superpuse la ciudad real. Y me impresionó mucho, en ese sentido, el tipo de escritura que Pérez-Reverte consigue: hacerte ver en la ficción un lugar con la fuerza de lo real.

Con la edición de El puente de los asesinos recuerdo dos cosas muy vívidamente: todo mi intercambio con Joan Mundet para las ilustraciones. Él es un gran dibujante y era magnífico verlo interpretar gráficamente las escenas de la novela, desde sus bocetos a lápiz hasta las ilustraciones finales. Las imágenes que ilustran esta entrevista son algunos de esos bocetos.

Y dos, este libro salió a mediados de noviembre de 2011, por lo que todo el diseño de la estrategia de lanzamiento de la saga Alatriste en ebook supuso bastante de nuestro tiempo y atención. Las grandes plataformas de venta en este formato estaban a punto de desembarcar en España por ese entonces. Y diseñamos un lanzamiento que permitió a los lectores de ebook tener los libros editados de la mejor manera y con una estrategia de precio muy razonada. Aprendimos mucho sobre la comercialización de ese formato editando El puente de los asesinos.

P: ¿Qué aportan Las aventuras del capitán Alatriste al panorama literario español?

R: Cada una de las páginas que ha escrito Pérez-Reverte ha bebido de muchos genios de la prosa: Galdós, Stevenson, Dumas, Verne, Defoe, Salgari… Ha bebido de ellos, pero creo además que se puede listar entre los de su estirpe. Pienso que Arturo Pérez-Reverte es un autor excepcional porque ha conseguido algo excepcional: la hazaña de crear personajes de ficción que tienen la característica de parecer reales. Es algo misterioso y que pocos autores logran en la literatura: que uno de sus personajes tenga el mismo espesor y parezca tan real como una persona de carne y hueso. Díganme si no es cierto lo que digo: uno tiende a creer que Diego Alatriste es un personaje histórico, sentado en la taberna del turco con Quevedo; cuando leemos tenemos la impresión intensa de que el personaje vivió. El poder de su ficción es tal que, a su lado, la realidad palidece.

 

P: Leo en un estudio crítico de José Manuel López de Abiada, catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de Berna, que “de Las aventuras del capitán Alatriste se han vendido hasta la fecha casi 2.700.000 ejemplares”. Estoy convencido de que se han vendido muchísimos miles de ejemplares más desde la publicación de este estudio. Como editora, ¿qué lectura hace de estas cifras? ¿Qué información proporcionan?

R: La saga Alatriste es uno de los grandes hitos en términos de ventas de la literatura española reciente. A través de ella millones de jóvenes se han acercado a la historia del Siglo de Oro, a la literatura, al lenguaje y a los personajes de la época. Yo creo que Arturo Pérez-Reverte ha sido uno de los grandes creadores de lectores en este país. Y la serie de Alatriste una campaña de promoción de lectura de la eficacia asombrosa. Solo esto le merecería a su autor el mayor de los reconocimientos.

P: Si tuviera que quedarse con un volumen de la serie, sería…

R: Me gusta muchísimo Limpieza de sangre, me parece fascinante el Madrid que se dibuja en este libro.

P: ¿Cuál es su personaje favorito?

R: El Francisco de Quevedo inventado por Pérez-Reverte.

P: ¿Y el que más detesta o, si lo prefiere, el que más le inquieta?

R: El inquisidor fray Emilio Bocanegra.

Pilar Reyes

Sobre Alatriste: “El poder de su ficción es tal que, a su lado, la realidad palidece”

Pilar Reyes

Entrevista a Joan Mundet

Por María José Solano

¿Qué piensa de sus ilustraciones al verlas, 25 años después?

Fue y sigue siendo un trabajo de ilustración gratificante, que me ha permitido imbuirme en el siglo XVII en el que ahora sigo con mi personaje Capablanca y en el que he conocido a Arturo Pérez-Reverte, un escritor al que admiro y del que he intentado aprender lo que he podido.

De hecho, había leído el primer Alatriste cuando se edito en 1996, la novela estaba ilustrada por Carlos Puerta y yo le comenté a mi mujer, “me gustaría ilustrar novelas como esta, no solo infantiles o juveniles”. Y fíjate, por esas cosas del destino, no sabía yo entonces que 4 años después ilustraría las novelas del capitán Alatriste.

Estoy muy satisfecho de esos trabajos, quizás con el tiempo cambiaria algún elemento en alguna ilustración, pero muy pocos. Es un trabajo que hice a conciencia y del que me siento orgulloso.

¿Cómo surge el proyecto? ¿Quién se lo propone?

En esos años trabajaba para la editorial Santillana realizando ilustraciones para libros de texto y en un viaje a Madrid le comenté a Pedro García, mi director artístico, lo mucho que me gustaría ilustrar otras cosas aparte de libros de texto.

Al cabo de un tiempo contactó conmigo Pedro Crespo, director artístico de Alfaguara, pues buscaba dibujantes para ilustrar un diccionario sobre el capitán Alatriste. Hice varios dibujos de prueba y un tiempo después me llamaron diciéndome que Pérez-Reverte me había escogido para que ilustrase el diccionario, que al final no se realizó. Al cabo de un año, me llamaron para asistir a una reunión en Madrid, en la editorial Alfaguara. Ahí empezó mi dedicación a ilustrar las andanzas del capitán Alatriste y mi trato con Arturo Pérez- Reverte.

¿Recibió algún tipo de instrucción de cómo debía ser físicamente el Capitán Alatriste?

Sobre el físico de Alatriste leí y releí las dos primeras novelas y dibujé, en un primer momento, al Diego Alatriste que yo imaginaba. Como curiosidad te puedo contar que en ese momento Alatriste andaba por los 44 años y yo tenía precisamente esa edad. Recuerdo que en los primeros bocetos lo había representado con entradas en la frente, y Arturo me dijo que le parecía bien, pero que no fuera tan mayor, así que le quité las entradas y le puse una especie de rizo que le cae en la frente. El bigote fue creciendo conforme lo dibujaba; también le añadí la señal en la ceja izquierda y le marqué los pómulos. Lo de la nariz aguileña ya estaba en la descripción de la novela y el pelo se lo recorté para que tuviera un aspecto más militar.

¿Cómo organizó el trabajo de pensar y diseñar los rostros de cada uno de los personajes, sobre todo de los protagonistas, que terminaron adquiriendo, en su pluma, una potente, reconocible, personalidad?

Fue lo primero que hice, pues en ese momento el autor y Alfaguara querían estrenar pagina web y necesitaban el diseño de los personajes.
Leía sobre cada personaje en las novelas y dibujaba lo que me inspiraban las lecturas, después lo enviaba a Arturo por mail y él daba su visto bueno. Nunca puso grandes objeciones y, por ejemplo, recuerdo que le gustó el detalle de que Malatesta siendo como es el malo de la serie, fuera guapo.

¿Se documentó sobre los ropajes, las armas, etc? ¿Cómo?

Me documenté a base de libros, revistas y por internet (para algunos detalles o cosas concretas), incluso investigué, localicé y compré algunos libros que me iban a resultar muy útiles y que eran complicados de encontrar. Casi cada año visitaba Madrid una o dos veces, veía exposiciones y compraba algún que otro libro sobre Madrid de la época de Alatriste; me fue especialmente útil el plano de Teixeira.

También recuerdo que, para la aventura Corsarios de levante, me fabriqué una galera sencilla con cartón pluma y pegamento, para temer clara las proporciones y perspectivas. Medía unos dos metros de largo y me resultó utilísima para dibujarla desde diferentes ángulos.

Además de los personajes, dibujó las portadas ¿Cómo se elegían las escenas representadas en cada una de las aventuras de la saga?

Realicé las portadas para la edición escolar de las novelas; las querían a color y que ocuparan cubierta, lomo y contracubierta. Les propuse hacerlas al óleo, pues mi intención era acercarme al lenguaje pictórico barroco y velazqueño, así que hice un boceto al óleo, lo presenté y lo aprobaron. Así nació la primera portada al óleo, aunque sobre papel.
Las otras son ya pinturas canónicas de óleo sobre tela, una técnica en la que están realizadas todas las portadas de las diferentes ediciones de las novelas.
En el caso de la saga de Alatriste, realicé el boceto con el tamaño del libro, pues así podía calcular dónde iban los textos, los títulos, el nombre del autor y el texto del lomo. Trabajar con esa información a priori creo que es importante para un ilustrador, pues puedes trabajar  con los espacios vacíos sabiendo que, posteriormente, no habrá nada de la ilustración que se solape o se pierda.

Cuando tengo el encargo de realizar una portada si es posible, leo el libro, aunque sea en galeradas y lo hago con mucho cuidado, subrayando y prestando atención a las descripciones de paisajes, escenas y personajes. Ilustrar los textos de un escritor es una tarea que exige complementarse con el tono de éste; con su mirada, para conseguir enlazar la historia de él con mis propias imágenes. Los textos de Arturo, en ese sentido, eran tan vivos que me resultaban a veces mucho más potentes que las imágenes uno podía encontrar en un cuadro, un grabado o una fotografía.

¿Qué es lo que más le costó dibujar?

A mi me gusta tener un espacio preconcebido y poder montar la escena que voy a ilustrar en ese espacio. Es verdad que la limitación espacial implica, en el trabajo del ilustrador, complicaciones de construcción, perspectiva y composición, pero ahí está el reto, y también la capacidad artística para improvisar, añadir, quitar, saber dónde encaja cada personaje dibujado y qué hace.
Recuerdo que, en la ilustración de una pelea callejera que tuve que realizar, tenía el espacio ya muy delimitado, por lo que  fui dibujando los personajes en su lugar empezando por el fondo, y al final había tres o cuatro personajes que casi no se veían tapados por los más cercanos, pero eso no me importó demasiado, porque yo sabía lo que hacían y eso, creo, es lo más importante para que la composición sea efectiva. Me gusta tener controlada toda la ilustración, es complicado pero gratificante.

¿De qué dibujo o retrato se siente más orgulloso?

De muchos, pero quizás de las ilustraciones de la aventura Corsarios de levante. Ese año se hizo la película, me propusieron ilustrar la novela mientras Arturo la escribía para ganar tiempo y llegar a las librerías poco después del estreno de la película. Arturo me enviaba los capítulos conforme los escribía y yo hacía los bocetos de las ilustraciones y se los enviaba, lo comentábamos por mail o por teléfono, colaboramos estrechamente, fue un caso extraño que hoy casi nunca ocurre, pero en mi caso me sentí como un ilustrador de la era dorada de la ilustración realizando folletines de aventuras tipo Alejandro Dumas. Además, como anécdota personal felicísima, la última ilustración la terminé al mediodía y media hora después nacía mi primer nieto, y eso se ha quedado ahí ya para siempre enlazado en mi recuerdo.

Sabemos, porque el autor así lo contó, que Alatriste muere en Rocroi. ¿Le gustaría, como hizo Doré con El Quijote, llegar a pintar ese momento? ¿Cómo lo haría?

Lo visualice cuando hice un mapa del mundo de Alatriste y debajo había una progresión con diferentes acontecimientos históricos contemporáneos de la vida de Alatriste que terminaba en Rocroi.
La imagen no era heroica, era la de un muerto tumbado con las rodillas dobladas, sobre la hierba verde en medio de la sangre, una pica clavada a su lado y el arcabuz tirado cerca del cadáver, en una mano la daga y en la otra la ropera vencida sobre la hierba húmeda, como cualquier otro muerto en cualquier otra guerra, sin casi cielo, con luz de tarde y todo con un aspecto triste y melancólico, pensé la frase “Hemos llegado hasta aquí… y para qué.” De ahí vino la imagen.

¿Cuáles son sus fuentes pictóricas, a qué artistas admira?

Mis fuentes pictóricas, en el caso de Alatriste, son Velázquez, algo de Murillo y grabados de la época, que tampoco son muchos.
Admiro a muchos pintores, el mismo Velázquez, Goya, Turner, Fortuny, Sorolla, Monet, Pisarro, Sisley, Van Gog, Pollock, Rotko, Hoper.
A los ilustradores pintores americanos Remington, Russell, Pyle, Cornwell, Wyeth, Schoonover, Sickles y a otros ilustradores como Vierge, Junceda, Breccia, Moebius, Toppi.

 

 

Joan Mundet

“Me gusta tener controlada toda la ilustración, es complicado pero gratificante”

Joan Mundet

Entrevista a Arturo Pérez-Reverte

Por Maria José Solano

Arturo Pérez-Reverte callejea por el viejo Barrio de las Letras de Madrid con soltura de curtido capitán. Buscamos un lugar apropiado para la sesión fotográfica a cargo de Jeosm, pero el autor tiene la rara habilidad de tomar iniciativas como si emprendiera una campaña de aproximación táctica.

El muro de ladillos del Convento de las Trinitarias es el lugar elegido, pues alivia del intenso sol primaveral levantándose, escenográfico, en una zona extrañamente desierta del barrio que arranca en la esquina de la antigua casa de Quevedo (aquella que compró para dejar a Góngora sin techo) y baja por la vieja Costanilla hasta Huertas. Luego, sentados en la terraza de una de las pequeñas tascas castizas del Madrid del Diecisete, iniciamos esta charla.

Caballeroso, serio, lúcido, profesional, con un suave tono de melancolía que prácticamente se esfuma tras el primer Actrón disuelto en agua, lo observo admirada y pienso que, sentarme a entrevistar por primera vez a Arturo Pérez-Reverte y hacerlo sin coraza es un riesgo que asumo, pero no del todo. Bajo las enaguas, en la liga izquierda (soy zurda), llevo escondida una afilada daga. Con cierto tipo de hombres a los que, dependiendo del momento, mataría, besaría o defendería hasta la muerte, es mejor andar prevenida.

Comenzamos por la pregunta obligada: ¿Por qué dejó de escribir la saga de Alatriste?

Yo era muy feliz escribiendo Alatriste, pero había cosas que quería escribir también. El problema con un personaje fijo o una historia fija es que se adueña de ti y corres el riesgo de quedar atrapado en ella. Vi el peligro de quedarme envuelto en Alatriste y no ver, leer o pensar más que en Alatriste y su mundo, y había historias que me acompañaban y también deseaba darles salida así que decidí parar por un tiempo indefinido dejando pendientes las dos últimas entregas. Sigo queriendo volver a Alatriste.

Seguimos con la pregunta inevitable: ¿Habría alguna razón por la que Pérez-Reverte se decidiera a volver al mundo alatristesco?

No. El azar. La cabeza de un novelista es puro azar, e igual que de pronto hay situaciones, ideas, relámpagos que desencadenan historias, un día veré claro que el siguiente año de mi vida me quiero dedicar a Alatriste y entonces me pondré a ello; pero eso no me ha pasado todavía. Hace poco tuve un amago, creí que sí, pero no estaba lo bastante firme y entonces se cruzó otra historia tan poderosa como para adueñarse de mi cabeza y superponerse a Alatriste, y ahí quedó. Pero sé que un día ocurrirá; veré clara la aventura y me pondré a ello de nuevo. Es que, como he dicho en otras ocasiones, son las historias las que eligen al escritor y no al contrario.

¿Veinticinco años después, qué queda de Alatriste en su autor?

Hombre, queda mucho, porque Alatriste sale de mí y está dentro de mí. Lo que ocurre es que las aventuras del capitán han pasado por tantas manos en estos años (películas, series, lectores…) que ahora lo veo distante, ajeno, como si no fuera mío. Es singular, pero el tiempo me ha llevado a mirar al personaje como un lector y no como su autor; es decir ahora, 25 años después, soy capaz de verlo desde afuera.

Arturo Pérez-Reverte

¿Y eso es bueno o malo?

Pues fíjese, no es una sensación mala porque me permite, quizás, ser algo más objetivo con el personaje; mirarlo con más limpieza. Es curioso, no lo había pensado nunca, pero cuando lo aborde de nuevo, si lo abordo, este periodo de acercamiento a Alatriste como lector podría resultar bastante útil a la parte creativa del autor.

 Usted tenía 46 años cuando escribió la primera aventura del capitán. ¿Cómo sería el Diego Alatriste recuperado por su creador con la mirada de los 69 años?

No lo sé, pero es muy cierto que Alatriste responde a una mirada mía en un momento determinado siendo el resultado coherente de aquella vida y aquella edad. Alatriste está muy lejos del autor que soy ahora, por lo que mi principal temor es que renazca de mí un Alatriste contaminado por mi edad. Realmente ese es mi único miedo.

Arturo -Pérez Reverte

Pero Alatriste evolucionó a lo largo de las diferentes aventuras hacia un lugar más matizado, más complejo, se adensó como personaje con claroscuros.

Es verdad, se fue volviendo más sombrío porque seguía un proceso de oscurecimiento natural, libro por libro. Pero este corte tan largo puede haberme situado a mí en un lugar más esquinado con una densidad más sombría de la que ocupaba cuando interrumpí la escritura, y al sentarme de nuevo a escribir Alatriste, temo que ese salto temporal mío se note en el personaje. No sé si me explico.

Perfectamente

Insisto, no es una certeza, es un temor; una aprehensión.

Bueno, tal vez ese temor se convierta en reto sirviéndole como motivación suficiente como para sentarse a escribir otra vez …

Sobre todo, la parte de reto reside en averiguar si seré capaz de retomarlo donde lo dejé; de no imponerle un salto temporal relacionado con mi vida, sino mantenerme firme como escritor siendo consecuente con la suya; comenzar una nueva aventura con naturalidad como si solo hubiesen transcurrido seis meses desde el último episodio, como hacía entonces.

Arturo -Pérez Reverte

Como decíamos ayer.

Exactamente. Como nos batíamos ayer Es que ese, justamente, es el punto.  Para el tipo de escritor que yo soy cada inicio de escritura es un desafío; comenzar cada novela planteándome la duda “voy a ser capaz de hacer esto o no voy a ser capaz”. En el caso de Alatriste uno de los móviles, cuando decida sentarme de nuevo a escribir, será “seré capaz de retomar Alatriste tal y como era y no hacer un Alatriste diferente, estropeado, alejado del imaginario del lector y del mío propio de entonces”. Esa es justamente la incógnita, y posiblemente si lo haga será para comprobar si soy lo bastante buen escritor como para conseguir que el lector no note una ruptura entre el séptimo y el octavo episodio de la serie. Porque no es lo mismo continuidad, incluso oscurecimiento, que ruptura.

En ese sentido recordemos que usted mismo declaraba entonces que Alatriste nace, entre otras cosas, como un acto de rebeldía frente al sistema educativo del momento, que dedica en los libros de Historia de los chicos de primaria un escueto hueco al fundamental Siglo de Oro español. Podríamos decir, si me permite, que Alatriste más que de un reto, nace de un gesto de chulería revertiano.

Ya que usted tiene la amabilidad de definirlo así, no la voy a desmentir.

Pues entonces sigo con el término “chulería” que me parece bastante adecuado porque se extiende también a la forma de abordar la narración que incluye un vocabulario amplísimo, singular y casi olvidado, que es la lengua de Germanía; su profundo conocimiento de esta lengua marginal y su habilidad para rescatarla y actualizarla haciéndola entender a un lector actual lo colocaron en el camino que finalmente lo llevó a ser nombrado Académico de la Lengua. ¿Usted cree que esa chulería de Alatriste le abrió las puertas de la RAE?

Estoy seguro, convencido de que fue así aunque, sobre todo, abrió las mías, pues inicialmente yo no quería ir a la Academia cuando me lo plantearon, primero Santos Sanz Villanueva y luego Gregorio Salvador a instancias de Domingo Induráin. En la primera llamada dije que no, pero Gregorio me convenció justamente diciéndome algo que nunca olvidaré: “Es que el hombre que ha escrito el Capitán Alatriste debe estar en la Academia”. Eso fue lo que me hizo aceptar.

Arturo -Pérez Reverte

¿Y por eso escribió su discurso de ingreso en la RAE “El habla de un bravo del SXVII” recuperando el habla de Germanía?

Bueno es que, vamos a ver. Alatriste me produjo varios placeres personales; uno fue recuperar una narración de espadachines al estilo de lo que yo había leído de jovencito, otro fue moverme por el Siglo de Oro y meter en la novela a Calderón, Lope, los Tercios, y demás. La tercera fue el lenguaje. El habla de Germanía es un lenguaje extraordinario; yo siempre he dicho que sólo son capaces de crear lenguaje los jóvenes y los delincuentes. El lenguaje de germanía es un lenguaje creado por delincuentes; por soldados y delincuentes. Solamente el habla de los narcos norteña, del norte de México, es comparable en riqueza y osadía a la de Germanía. Esa mezcla de cultismo y vulgarismo, de latín de iglesia, jerga de cárcel y galeras producían unos resultados fascinantes. Cualquiera que se haya asomado a los versos de Quevedo, al patio de Monipodio de Rinconete y Cortadillo, o a cualquier texto de la época no puede menos que quedar fascinado por el léxico.

Pero además de satisfacción, ahí había un desafío tremendo para el escritor, porque la lengua de Germanía es difícil no solo de manejar, sino también de entender.

Precisamente ese era el interesante desafío: hacer que los personajes de Alatriste manejasen ese lenguaje con naturalidad y que a la vez éste fuese comprensible para el público de ahora. Había que trabajar tomando el habla de Germanía crudo, pasarlo por el tamiz de mi forma de escribir y de mis personajes, y salpicar con él de tal manera que no fuese una jerga ilegible, sino que le lector de este siglo pudiese acercarse a ella sin dificultad, o casi sin dificultad. Justamente, la parte más bonita de la escritura fue ese trabajo, muy apreciado por los Académicos, por eso decidí que mi discurso de ingreso en la RAE debía recuperar para aquella casa esta jerga.

La presencia de Alatriste en las escuelas ha sido determinante para lograr el hondo calado social del personaje. ¿Qué cree usted que les aporta a los chicos esta saga?

A esa pregunta no puedo responder porque no he estado en las aulas con ellos, no tengo el retorno ni de alumnos ni de padres ni de profesores. Sé que se ha hecho y sé que de vez en cuando me llegan resultados satisfactorios. 

Arturo -Pérez Reverte

Pero usted ha dado charlas para alumnos en colegios y asistido a encuentros de chicos de distintas edades con Alatriste como eje temático. Algo tendrá que decir.

Hombre, si yo no fuese el autor diría esto: Alatriste es una buena herramienta. Un profesor con un Alatriste en la mano puede entrar en la aventura, en la Literatura, en la Historia y también abordar ciertos valores éticos y morales, es decir, hay un montón de elementos didácticos extraíbles de los Alatristes. Yo entiendo que un profesor al que le gusta Alatriste pueda usarlo como manual de trabajo y que eso esté funcionando.  Supongo que también habrá niños que me odien porque los obliguen a leer Alatriste en el colegio. En cualquier caso, evidentemente es un honor y un orgullo el que estas novelas figuren en los libros de texto no solo españoles, sino también en manuales extranjeros para el estudio del español. Todo esto hace que, como autor, me sienta orgulloso de haber dado vida al capitán, naturalmente.

Es que, de alguna manera, Alatriste trasciende la mera aventura.

Supongo que todo lo anterior en parte se debe precisamente a eso, a que Alatriste no es una novela de aventuras ni de espadachines, sino que es algo más. Tiene fondos éticos, morales, históricos, conceptuales y, sobre todo, es lo más amargo que se ha escrito sobre España, realmente. Pero bueno, esto último no vale para esta respuesta.

Pero me lleva a la siguiente cuestión: Alatriste es ya un personaje que supera lo literario saltando a la vida; me consta que hay chicos que creen que Diego Alatriste fue un personaje histórico.

No solo críos. Tengo una carta de la Casa de Velázquez en París de varios historiadores extranjeros que en su momento se pusieron en contacto conmigo para que le diera más pistas sobre los datos reales de Diego Alatriste e Íñigo Balboa. O sea, que hay gente que se ha tragado el anzuelo hasta adentro.

Arturo -Pérez Reverte

¿Dada esa relevancia del personaje, usted cree que le trascenderá; que cuando usted muera se dirá: “Ha muerto el padre de Alatriste”?

Supongo que el día que muera lo dirán, seguramente. A la semana ya nadie se acordará de mí, como ocurre con todos los demás. Pero es cierto es que, dado que Alatriste es mi personaje más conocido en España y también fuera de España en muchos sitios, será el primero que le venga a la cabeza al encargado de la necrológica.

Porque decir “Ha muerto el autor de El Tango de la Guardia Vieja” no es lo mismo.

Hombre, quizás El Club Dumas…  no sé. Hay una cosa que está clara y eso me gusta como autor, y es que cuando un taxista que te das cuenta que no ha leído Alatriste o un camarero o alguien que se acerca a saludar te habla de Alatriste, es porque ya ha trascendido los libros y es un personaje que está en el imaginario no ya del lector, sino de la gente. Alatriste ha pasado esa barrera, a lo que ha ayudado el cine, la televisión, los colegios…, pero sí, en ese sentido, es evidente que si yo fuese un necrologista de Pérez-Reverte elegiría a Alatriste como despedida.

¿Y usted lo considera su personaje más importante?

No, pero entiendo que sin duda es el que más ha trascendido, el que más fama ha alcanzado, el que más lectores ha sumado, pues son siete libros en muchos idiomas. Y realmente, es un buen personaje del que estoy muy orgulloso, pero tengo personajes que son tan vigorosos como Alatriste.

Me gustaría, si me lo permite, volver sobre aquella amargura que mencionó antes. ¿A qué se refería?

Vamos a ver. Hay estúpidos que afirman que Alatriste es un canto a la España Imperial; eso se ha dicho durante mucho tiempo y aún hoy hay quien afirma esa idiotez, pero lo único que demuestran es que no lo han leído. Yo dudo que nadie haya escrito cosas tan amargas sobre España como las que están escritas en Alatriste, pues a la hora de plantearme al personaje decidí que iba a hacer una obra honrada; que iba a hablar de la luz y de la sombra, de la gloria y de la misera, del oro y de la basura.  No he escatimado orgullo español, que lo tengo por aquello que lo merece, ni tampoco he escatimado horror por la parte oscura de nuestra historia. Alatriste tiene las dos cosas y en ese sentido creo que las aventuras del capitán son interesantes porque no son en absoluto maniqueas; ni el autor lo es, ni lo es el personaje.  Las historias del Capitán Alatriste nos acercan de una manera, creo, muy real a esa esencia trágica, heroica, cruel, tierna, leal, traidora, amarga, que es el hecho de ser español y en ese sentido Alatriste es, sin duda, mi personaje más español. Un español lúcido, que, por eso mismo, no puede ser alegre pues está forzado a lo amargo.

Luego esa amargura no es un recurso literario, es simplemente, contexto

Claro. No fue el propósito del autor hacer un personaje amargo, le salió amargo porque hablaba de la España del Diecisiete y nadie que vea esa España con una mirada lúcida, leyendo a Cervantes o Quevedo, puede ser optimista o épicamente patriótico-glorioso; tiene que ser realista. Y es evidente que la sombra de Quevedo planea sobre Alatriste todo el tiempo. La melancolía de Cervantes y la amargura de Quevedo son los dos factores capitales en la creación del personaje. Si yo no los hubiese leído, jamás podría haber creado al Capitán Alatriste.

Y usted que encadena novelas, ¿cree que hay algo de Alatriste en otros personajes como, por ejemplo, Falcó?

No, no, no. Justamente Falcó es lo opuesto; es un jeta, un sinvergüenza, un canalla, un vividor, un hombre al que la aventura le seduce. Alatriste es el resultado de una España y paradójicamente, no es un personaje solitario, sino que forma parte de un conjunto de héroes cansados, españoles traicionados y vencidos, sí, pero un conjunto. Alatriste es componente orgánico de una españolidad colectiva, por eso él puede reconocerse entre sus amigos e incluso entre sus enemigos.

¿Cuál es el más revertiano de los dos?

Los dos lo son, pero Falcó es individual, no tiene colectividad; caza solo y en ese sentido, es más revertiano en cuanto a cercanía al autor. Es que, claro, Alatriste es un soldado del Tercio de Cartagena y muere con sus compañeros. Aunque se sienta solo, como todo lúcido, Alatriste está dentro de un grupo y tiene camaradas con los que comparte recuerdos y amarguras y peligros y finales. Falcó no tiene ni un solo amigo, no los necesita. Alatriste necesita morir entre compañeros, sentir el calor, incluso en la soledad, de los que están solos como él; Falcó no necesita nada, es un tipo sin afectos, es la aventura pura: el sexo, los enemigos, la crueldad. Es admirablemente independiente frente a Alatriste, que no es independiente en absoluto.

Le he puesto el ejemplo de Falcó porque es la otra saga que usted ha escrito, junto con la de Alatriste.

Pero no se parecen en nada.

Arturo -Pérez Reverte

¿Alatriste nace con vocación de saga o se convierte en saga?

Pues ahora no me acuerdo. Yo creo que nace con la idea de historia contada en varios episodios. En realidad, nace con vocación de personaje más que de saga, que es una palabra que no me gusta; se abusa mucho de ella.

¿Tiene usted una aventura favorita de entre las siete aventuras del Capitán?

Eso es muy difícil de establecer. Para mí Alatriste es una sola historia que he partido en trozos de manera práctica o táctica; la división es artificial, pensada para los lectores. En mi cabeza no está dividida en episodios, sino que es una continua historia que posteriormente ha sido dividida por razones editoriales para que sea más asequible al lector. Dicho eso, hay dos…, bueno… es que no son dos, son más…. No, la verdad es que no sabría decirle.

Bueno, le puedo contar al hilo de esto que cuando hice la entrevista a Mundet, el ilustrador, para este mismo número de FD Magazine, me dijo que, para él sin duda Corsarios de Levante era la historia predilecta, pues era la primera vez que, por razones editoriales, tuvo que simultanear el trabajo de ilustración con el de escritura. Confiesa que tenía sus recelos iniciales, pero enseguida vio que el autor, usted, no intervenía en su trabajo para censurarlo o modificarlo; al contrario, se volvió una colaboración muy enriquecedora.

Muy cierto, así fue. Sobre eso, y dicho todo lo que he dicho anteriormente, si tuviera que elegir un trozo de Alatriste, decidir en un momento determinado “que todo se destruya pero que esto se conserve”, creo que el fragmento alatristesco elegido serían las páginas finales de Corsarios de Levante; el combate de las galeras en las Bocas de Escanderlu son lo mejor que he escrito de Alatriste. Y posiblemente, incluso de algunas otras novelas.

Alatriste ha sido ilustrado y llevado al cine y a la televisión. Tiene rostros más que reconocibles, ¿está satisfecho con las imágenes de su personaje?

En realidad, tanto los ilustradores como los actores fueron lo bastante fieles al patrón original como para no contradecirse entre sí; todos ellos están muy cercanos a mi Alatriste, aunque también es verdad que el texto describe muy bien al personaje, muy detalladamente.

También me comentaba Mundet que estaba muy orgulloso de su Gualterio porque hizo una prueba, se la envió y a usted le gustó mucho que lo hubiese dibujado “guapo”.

Si, así es.

Gualterio es el antagonista perfecto sin el que Alatriste no se sostendría.

Alatriste no se sostendría sin enemigos. A un hombre como él ya solamente lo justifica la lucha; ni la bandera, ni Dios, ni la religión, ni el Rey, ni ninguna palabra con mayúsculas lo sostienen, pues se las ha ido arrancando la vida.  Solamente el combatir lo justifica pues es lo que lo mantiene despierto, lúcido y peligroso; lo que le confiere la dignidad personal, lo que le hace sentirse vivo. Alatriste necesita sentirse peligroso y para eso hacen falta enemigos. Malatesta en ese sentido es una bendición de Dios para el capitán porque sin él solo le quedaría envejecer borracho en una barra de bar, en la cama de una amante, en la taberna contando sus batallitas o sin contarlas; esperar la muerte caminando por las calles recordando o leyendo o lo que fuera. Pero justamente tener a Malatesta y lo que éste simboliza le permite cada día acostarse con un ojo abierto y la daga debajo de la almohada. Esa daga garantiza que Alatriste siga siendo Alatriste. Mi cariño por el personaje me llevó a darle un antagonista a su altura: esa clase de enemigo al que respetas, pero matas. Si. Me gustan esos enemigos, precisamente porque suelen ser difíciles de encontrar.

Alatriste está muy bien arropado por unos magníficos secundarios que sobreviven con tanta fuerza como él, ahí está Íñigo, que equilibra la balanza y que, inevitablemente, crece ¿Qué pasará con él cuando descubra que Alatriste ya no es aquel héroe imbatible de su infancia?

Bueno, lo hemos visto crecer y en Corsarios de Levante y en El Puente de los Asesinos es un Íñigo ya respondón que se enfrenta a Alatriste, le discute decisiones, se pelea con él, se enfada; está matando ya a su segundo padre. Pero hay algo claro, Alatriste será un héroe hasta el final, lo que pasa es que ya no se notará porque no tendrá ocasión de ejercer.

Arturo -Pérez Reverte

¿Alatriste nunca cambiará a los ojos de Íñigo?

Íñigo lo conoce lo bastante como para saber que, aunque Alatriste sea un anciano cansado metido en una taberna, si en la puerta aparece Malatesta, el viejo capitán volverá a ser Alatriste. Al menos mis héroes son así.

 Los héroes nunca dejan de serlo; la gente deja de verlos, que es distinto. ¿Cómo va un hombre, por envejecer, a perder su biografía?

Y hablando de héroes, ¿qué pasa con las mujeres alatristescas?

Bueno, son todas mujeres de armas tomar, ahí sí que las feministas no tendrán nada que objetar, lo que pasa es que muchas no habrán leído a Alatriste, claro. Pero cualquier feminista que lo lea se dará cuenta de que mi visión de la mujer incluso va más allá de donde creen estar muchas de ellas. Angélica de Alquézar, Caridad La Lebrijana, la cortesana de Venecia, todas son, en distintos órdenes de la vida, mujeres densas, personajes reales; de verdad. No son muñecos en manos de los hombres, ni siquiera compañeras de aventuras, sino entidades de mucho peso que condicionan las historias, como en todas mis novelas, por otra parte.

En estos 25 años alatristescos le han preguntado todo lo preguntable. ¿Hay algo que desearía que le preguntaran y nunca nadie le ha formulado?

“¿Es Alatriste el personaje que usted quisiera ser y no puede ser?” Esa pregunta nunca me la han hecho.

Porque nadie se ha atrevido, supongo. Yo desde luego no me atrevo. ¿Cuál sería la respuesta?

Mi respuesta sería:  A mis 69 años, tras 35 años escribiendo novelas, con una biografía que está en internet, es el lector quien debe decidir qué hay o no hay de mí en el Capitán Alatriste.

“Alatriste nace de un gesto de chulería”

Arturo Pérez-Reverte