Jesús Fernández Úbeda
Raquel Martínez (Palencia, 1979) admira “la valentía y la lealtad de los Tercios españoles” y se pregunta dónde quedaron valores como la fraternidad, la disciplina o el “cuidado extremo por su honor”.
Castellana criada en Sevilla, esta periodista, que inició su carrera profesional en RNE y la ha continuado en TVE –actualmente, presenta el informativo vespertino del Canal 24 Horas durante el fin de semana–, considera que la Historia de España demuestra que el nuestro ha sido un país “consciente de sus posibilidades” y que, pese a sus limitaciones, ha luchado por superarlas o reducirlas. “Lo cual –lamenta– contrasta negativamente con la visión actual que tengo”.
Conversamos en El Kártel de Malasaña, un restaurante mexicano sito en la
calle San Vicente Ferrer, entre sombreros de mariachis y calaveras policromadas.
Pregunta.- Señora Martínez, si yo le digo “Ferrer-Dalmau”, usted me dice…
Respuesta.- El Glorioso, con mayúscula y sin ella.
Pregunta.- En una entrevista que concedió a Carrión Digital, dijo que siente envidia por “los optimistas antropológicos”. ¿Por qué?
Respuesta.- Porque se ahorran los disgustos que tenemos los que andamos con los pies en la tierra. El optimista antropológico es de donde procede el optimista excéntrico actual, ése que está convencido de que cualquier tiempo pasado fue siempre peor y de que el mundo aspira única y exclusivamente al paradigma de una vida mejor.
Pregunta.- ¿Un optimista es un pesimista mal informado?
Respuesta.- O bien manipulado, según se mire.
Pregunta.- Y, como segunda parte de la pregunta anterior, ¿la Historia de España lo demuestra?
Respuesta.- La Historia de España lo que demuestra es que éste ha sido un país consciente de sus posibilidades y que a pesar de sus limitaciones ha luchado por superarlas o, en el peor de los casos, por reducirlas. Lo cual contrasta negativamente con la visión actual que tengo de país aferrado al estancamiento y al conformismo cada vez en más aspectos, bien por desconocimiento, por desidia o por mero optimismo (¡antropológico!).
Pregunta.- ¿Cuál fue el primer acontecimiento del que informó usted y pensó: “Esto tendrá una trascendencia histórica”?
Respuesta.- La muerte de Augusto Pinochet.
Pregunta.- ¿Y el último?
Respuesta.- Cuando, en marzo, el Gobierno decretó el Estado de alarma en España por coronavirus.
Pregunta.- ¿La pandemia de la covid-19 supone un antes y un después en la Historia de la Humanidad?
Respuesta.- Espero que se quede sólo en un punto de inflexión más que sumar al devenir histórico.
Pregunta.- ¿Saldremos mejores?
Respuesta.- Albergo la esperanza de que salgamos menos anestesiados y con más amor propio.
Pregunta.- Centrémonos en la Historia de España. ¿La Historia de nuestro país tiene un plus de originalidad con respecto a la de otros países?
Respuesta.- Partiendo de que original es aquel que no copia ni imita a otros, por supuesto. Hemos sido primera potencia mundial durante siglos y hemos destacado en todo. Otra cosa es que sepamos vendernos igual de bien que lo hacen otros países sin tener la décima parte.
Pregunta.- ¿Cuál es el episodio de nuestra Historia que más le llama la atención?
Respuesta.- La defensa de Cartagena de Indias durante el asedio británico.
Pregunta.- ¿Y el que más le avergüenza?
Respuesta.- El actual.
Pregunta.- ¿Algún personaje al que admire especialmente?
Respuesta.- Alabo la valentía y la lealtad de los Tercios españoles, tanto en el campo de batalla como fuera de él; ese cuidado extremo por su honor y su reputación, su disciplina y sentido del deber, el alto grado de compañerismo, de fraternidad… ¿Dónde quedaron esos valores?
Pregunta.- Por cierto, he leído que, en 2004, presentó en RNE una biografía radiada de Isabel la Católica. ¿Qué me puede decir de ello?
Respuesta.- Que es uno de los recuerdos más preciados que tengo… Historiadores de la talla de Julio Valdeón Baruque, Luis Suárez, Enciso Recio, Tarsicio de Azcona o Alvar Ezquerra me descubrieron de primera mano a una mujer de mucho carácter, fuerte de voluntad, pero cariñosa en el trato, llena de energía y autodeterminación, una mujer piadosa, con rectitud inquebrantable y amplio sentido de la justicia. Los libros de texto deberían ahondar más en los personajes clave de nuestra historia.
Pregunta.- ¿Y podría decirme algún personaje histórico que le provoque arcadas?
Respuesta.- Digamos que con Fernando VII tengo una digestión pesada… Con su padre, además, la acidez se me dispara.
Pregunta.- Ha sido muy crítica con quienes, en EEUU, destrozaban estatuas de Cervantes o de fray Junípero Serra. ¿Por qué?
Respuesta.- Primero, porque esos actos vandálicos rozan lo sacrílego: no existe el derecho a pisotear o a burlarse del legado de nadie. Y segundo, porque el que olvida sus raíces, pierde su identidad. Y sin identidad somos pasto seguro para las llamas del servilismo.
Pregunta.- ¿El presentismo es una peste difícil de curar?
Respuesta.- Nuestro deficiente sistema educativo suele afrontar el análisis del pasado desde una mirada contemporánea, por lo que la mayor parte de los hechos tienden a la anacronía. Y así es como nos mantienen pivotando entre la distorsión y el disparate. Luego pasa lo que pasa…
Pregunta.- Tengo la sensación de que, a grandes rasgos, la izquierda (partidista, o cultural que orbita en torno a un partido) sólo se ocupa de los trapos sucios de la Historia de España, mientras que la derecha no hace otra cosa que santificar, ocultar la mugre, que también la tenemos. Es una especie de combate entre la “Leyenda Negra” y la “Leyenda Rosa”. ¿Qué piensa al respecto?
Respuesta.- Que como dice uno de mis escritores de referencia actuales, Carlos Marín-Blázquez, “la historia, para el sectario, es todo aquello susceptible de alterarse”. Por engaño o por omisión, lo mismo me da.
Pregunta.- ¿El nacionalismo, ya sea el periférico, ya el centralista, se ha adueñado del relato histórico? De Cataluña, sobre todo, llegan unas cosas…
Respuesta.- Hombre, teniendo en cuenta que hay instituciones que defienden que la Historia la han escrito los ‘exterminadores de Cataluña’, qué quiere que le diga… Semejante disparate me provoca risa y tristeza a la vez. Lo que sí percibo es que cualquier relato actual, y no sólo el histórico, cada vez nos llega con más dosis de demagogia o manipulación: para mí el nacionalismo no deja de ser una más.
Pregunta.- Para finalizar: ¿por qué cree que en España no hay un Museo de Historia Nacional?
Respuesta.- Ni idea. Pero se me ocurre que podría ser por el mismo motivo que se quiere arrinconar nuestra lengua, ocultar nuestra bandera, diluir nuestras señas de identidad, destruir a la familia o acabar con nuestras costumbres y tradiciones, por no hablar de hasta cambiar nuestros horarios: ¡sería un símbolo de UNIDAD! Y ya se sabe: “Divide y vencerás”